En esta ocasión, he pensado en una manicura muy sencilla, especialmente discreta, orientada a aquellas que utilizáis tonos dulces y delicados en vuestras uñas, pero no queréis renunciar a un toque festivo.
¿Queréis que os cuente más? ¡Pues vamos con ello!
Como ya sabréis, la marca Deborah Milano me envía las nuevas colecciones que van lanzando para uñas; así, os cuento lo que me parecen y, de paso, preparo alguna manicura con ellos.
Estas Navidades nos sorprenden con un par de tonos: uno granate con purpurina muy fina que ya pudisteis ver en esta entrada. El otro es un topper con reflejos irisados y purpurina de diferentes tamaños que veis en la manicura de hoy.
En cuanto lo vi, supe que quería hacer algo muy delicado y suave; no sé por que, la verdad. Lo bueno que tienen los toppers es que transforman el esmalte que llevan debajo, así que cualquier combinación que se os ocurra siempre terminará teniendo un resultado sorprendente.
Cuando me puse manos a la obra, sólo tenía en mente que quería algo discreto, por ello usé una base clarita, un nude rosado muy suave que recuerda mucho a la base de la porcelana. Se trata de Hopeful, de China Glaze, y he de confesar que ¡me encanta!
Nunca he trabajado con una base de este tipo que cubriera tantísimo. A no ser que tengas las uñas a unos centímetros de los ojos, no llegas a apreciar el borde libre de la uña. ¡Y tan sólo con dos capas! La cobertura es excelente, y os lo recomiendo absolutamente.
El acabado, ahí donde lo veis, es muy glossy, y la fórmula muy fácil de trabajar. Si a esto le sumamos el pincel fino (cosa que a mí me encanta), tenemos un nude que puede ser básico en vuestro "fondo de armario" uñil :)
Pero claro, no debemos olvidar que estamos hablando de las Navidades, por lo que una propuesta con un detalle no debe faltar. Generalmente, suelo utilizar en estos casos purpurina plateada u holográfica; en definitiva: un toque plateado o metálico. Pero esta vez, como iba a emplear purpurina irisada, me parecía mucho brillo junto. Por eso recurrí a una opción súper socorrida y que siempre queda genial: una nail tape plateada.
Así pues, fui colocando la nail tape sobre la uña. Lo situé unos milímetros más debajo del borde libre, para así tener un poquito más de margen en el que colocar la purpurina. Vosotras podéis colocarla donde os apetezca, incluso podéis situarla a la mitad de la uña.
Después, sólo tenemos que aplicar el topper irisado mediante toquecitos. Como el bote es pequeño y el pincel también lo es, esta operación resulta súper sencilla. Rematamos con top coat, ¡SÚPER IMPORTANTE! Porque si no, las nail tapes terminarán levantándose.
¿Os ha gustado esta propuesta? ¿Qué usos le daríais a este topper irisado?
¿A favor o en contra de las manicuras dulces y tiernas para Navidad?
Mil besos amores.