Durante la adolescencia, ocho de cada diez adolescentes tienen acné, de los que más del 40% necesitan tratamiento por parte del dermatólogo. Es tan frecuente en esta etapa que se considera parte normal de la pubertad, pero saberlo no ayuda demasiado a quien lo padece.
La adolescencia es una etapa difícil en la que se está formando nuestra autoestima y cualquier problema puede alterarnos. Por eso es bueno que sepas en qué consiste esta afección y seguir algunos consejos (de higiene básicamente) para que resulte lo más liviano posible. En caso de una afección más severa no dudes en visitar a tu médico.
¿Por qué aparece? Debido al cambio hormonal propio de la pubertad. Conforme el cuerpo empieza a madurar, las hormonas estimulan a las glándulas sebáceas para que fabriquen más sebo pudiendo volverse hiperactivas. Un exceso de sebo unido a demasiadas células muertas (de ahí la importancia de la higiene) obstruye los poros y quedan atrapadas las bacterias que, al reproducirse, hacen que la piel se hinche y enrojezca: ya tenemos acné.
Espinillas, puntos negros, blancos, granos, quistes. Si un poro se obstruye y se cierra pero sobresale en la superficie de la piel, aparece un punto blanco. Si un poro se obstruye pero permanece abierto, la capa superior puede oscurecerse, en cuyo caso hablamos de espinilla o punto negro. A veces la pared del poro se abre permitiendo que el sebo, las bacterias y las células muertas pasen y se instalen bajo la piel: ya tenemos granos (rojos o con la punta llena de pus, debido a la reacción del cuerpo ante la infección bacteriana).
¿Influyen otros factores en la aparición del acné?
Si tus padres tuvieron acné durante la adolescencia, tú tienes más probabilidades de desarrollarlo también. Por otra parte, hay diversos estudios que han probado que periodos de fuerte estrés pueden provocar aparición de brotes de acné. Las tensiones emocionales provocan alteraciones hormonales y éstas a su vez, propician la aparición del acné. La buena noticia es que, el acné desaparece casi por completo tras la adolescencia.
1 Year!. Grégoire Lannoy
¿Qué podemos hacer?
El acné no se cura pero sí existen fórmulas para controlarlo mientras desaparece por sí solo. En los casos de acné severo hay que ir al médico para que el establezca el tratamiento a seguir. Cuando se trata de un acné leve basta mantener especial cuidado con la higiene y el uso de algunos tratamientos de farmacia.
Es importante cuidar la piel adecuadamente, lavarse las zonas en las que hay barros o quistes con un producto específico que no provoque sequedad y que no contenga aceites. Debe realizarse dos veces al día, por la mañana al levantarse y por la noche antes de acostarse sin restregar la piel. E hidratar, un exceso de grasa no quiere decir que no necesite agua. Pide a tu farmacéutico un producto adaptado a tu problemática.
Si nos maquillamos utilizar fluidos y cremas lo menos grasos posible y siempre desmaquillarse cuidadosamente. También se recomienda lavar el cabello con champú suave, a diario si el pelo es graso. Conviene mantenerlo apartado de la cara si ya han aparecido problemas de acné.
¿Influye la alimentación?
Muchas veces se ha dicho que comer chocolate o alimentos muy grasos provoca acné. La ciencia no lo ha demostrado. Pero los dermatólogos recomiendan seguir una alimentación sana; cuando el organismo se nutre adecuadamente todo en él funciona mejor, incluida la piel.
¿Qué es lo que no hay que hacer?
Tocarse los granitos, ni apretarlos, ni rascarse. Así se evitarán futuras cicatrices. Olvidarse de flequillos, gorras, sombreros o bandas en la cabeza y la frente.
¿Se pueden evitar las cicatrices?
Si controlas la infección es muy probable que no aparezcan. Además de no manipularlos, evita tomar el sol sin protección, sigue una higiene escrupulosa y el tratamiento más adecuado a tu tipo de acné. Las cicatrices son marcas perennes en la piel que quedan una vez desaparecidos los quistes. Su eliminación es muy difícil.