"Viviendo en Donosti nunca te puedes fiar del tiempo,pero nos hizo un día inmejorable", nos cuenta Marina del que fue el mejor día de su vida. "Nos casamos a las 12 en la Iglesia de San Vicente en la parte vieja donostiarra. La comida fue en Mugaritz, un sitio espectacular, desde que lo fuimos a ver lo vimos perfecto para nuestro día, el comedor muy bonito y una terraza preciosa en la que se sirvió el cóctel y el baile. En la boda hubo muchísima gente joven así que fue muy animada y no se paró de bailar en todo momento!!!"
Marina también nos confiesa que con el vestido y el peinado tuvo sus miedos: "No quería dejar de ser yo misma el día de mi boda y me daba miedo que entre peinado, maquillaje y vestido me viera tan tan... que no fuera yo misma. Quería algo sencillo y como supongo toda novia quiere, muy yo".
Después de mirar durante un año peinados y vestidos son mucho éxito, finalmente encontró una colección de Jesús Peiró con la que se sentía muy bien porque eran vestidos sencillos y muy juveniles.
Marina escogió un vestido de seda y organza ajustado hasta la cadera, con vuelo y un poco de cola. Además, llevó el velo que utilizó su madre y su hermana mayor en sus bodas. Precioso y sencillo. Y un ramo de rosas blancas y fresias.
En cuanto al peinado, fue a la prueba con una idea clara y fue captada a la perfección, por lo que todos sus miedos fueron disipados. "Mi look fue muy sencillito, pero lo más importante es que así es como me sentía bien, me veía realmente yo misma."
"Tuvimos muchas sorpresas de los amigos e incluso un baile con el que nos sorprendieron todos los invitados. Vinieran de donde vinieran, todos se sabían el baile y quedó impresionante cuando de repente al sonar una canción, todos se pusieron a bailar la misma coreografía", nos explica Marina.
¡Todo muy emotivo y muy divertido la verdad!!! Salió todo perfecto...
¡Fue un día insuperable para nosotros!!!! (y lo que lloré, jejeje)