O así:
Así que vamos allá:
1.Esponja: es nuestra recomendación, claramente. Hemos escogido la Beauty Blender porque su resultado es, sin duda, muy bueno. Se utiliza para bases líquidas y en polvo (aunque nosotras sólo la hemos probado con las líquidas).
Es mejor humedecerla antes de aplicar el maquillaje. El primer paso es poner un poco de base en el dorso de la mano para ir controlando las cantidades. Empapamos la esponja y aplicamos el maquillaje con pequeños toques para conseguir un efecto spray/aerosol. No os preocupéis, que no tenéis que cerrar los ojos. Su punto fuerte es el acabado efecto porcelana. Además, hace muy maleable la base, es fácil de utilizar, no contiene látex y es hipoalergénica. Tiene sólo un "pero": que absorbe mucho producto.
Su precio ronda los 20 euros y se puede comprar por internet (no en todas las perfumerías la tienen). En Maquillalia la podéis encontrar.
Consejo: una opción bastante más barata, igual de práctica, y que usan muchos maquilladores es una esponja de muselina para bebés. Se compran en la farmacia, las podéis cortar en cuatro fragmentos y os durará muchísimo. Hay que humedecerla (porque sino está dura como una piedra) y la forma de aplicación es la misma que con la Beauty Blender.
2. Brocha plana: para bases líquidas, hidratantes y coloretes en crema. Nos permite una aplicación muy precisa si tenemos una piel con imperfecciones (y no es para deprimirse pero todas tenemos, seamos realistas) porque tiene una cobertura muy alta.
Al contrario de la Beauty Blender, al ser plana, no absorbe tanto producto. Pero no todo es tan bonito, porque si no difuminamos bien, podemos dejar lapizadas (rayas) o pegotes. En nuestra humilde opinión, hay que tener cierto dominio del arte del maquilaje para que quede perfecto. Es difícil conseguir una aplicación natural con esta brocha, pero con tiempo y una caña todo es posible ( y no de cerveza ,o entonces sí que conseguiremos un efecto Eduardo Manostijeras)
No recomendable si tenéis prisa.
3. Brocha duo fibra o mofeta (el nombre es por el color): para bases líquidas y coloretes en crema o muy pigmentados. Este tipo de brocha está pensada para aplicar la base presionando la piel con las puntas, como si hiciéreamos puntillismo. Cuantos más "puntitos", mejor quedará, pero es un proceso que requiere más trabajo que los movimientos circulares, que es lo más habitual. La verdad es que esta segunda opción es más rápida y también da buen resultado.
Si utilizamos la cantidad justa de maquillaje podemos conseguir un efecto muy natural. ¿Pero cómo?, os preguntaréis. Muy fácil: ponemos maquillaje en el dorso de la mano e impregnamos las puntas de la brocha. Así evitamos excesos.
Si tenemos un colorete muy pigmentado y no queremos paracer un payasito, esta brocha es una muy buena opción. Nos permitirá una aplicación ligera y difuminada.
Su "contra", igual que en el caso de la brocha plana, es que hay que difuminar bien para evitar marcas.
4. Buffing brush / brocha tupida de corte plano: para bases líquidas y, ¡ahora sí¡ también para bases en polvo. Es muy tupida y nos permite un acabado muy natural porque difumina muy bien el maquillaje sobre la piel. Sus "peros" son que absorbe mucho producto porque es muy densa y, como difumina tanto, no os aconsejamos utilitzarla con bases ligeras porque quedan muy transparentes.
5. Las manos: es nuestra última opción sólo para aplicar bases líquidas. Su lado positivo es que al tocarnos directamente la cara notamos como se va adaptando la base.
Para un buen resultado, tenemos que calentar un poco la base con los dedos para hacerla más maleable y que se funda con la piel. Con las manos podemos cubrir zonas más difíciles como las orejas (que siempre se nos olvidan por alguna extraña razón).
Los contras son importantes: si tenemos la piel grasa, hay que evitar utilizar las manos para aplicar la base. Y cuidado con las heridas porque son foco de posibles infecciones.
Esperamos que estos consejos os sirvan! En poco tiempo escribiremos un post con trucos para aplicar las bases.