Sus abuelos y sus padres eran peluqueros, así que podemos decir que lleva el oficio en la sangre. Sus raíces estan en Toulouse donde crece y empieza a formarse en la peluquería de su madre. Completa su formación en París y empieza a trabajar en desfiles de grandes nombres de la moda como Gaultier y Thierry Mugler. Los años en Nueva York en los 80 son claves para su carrera. En el 89 se instala definitivamente en Barcelona, donde inaugura el primer salón de la firma Dessange. Posteriormente abre el suyo propio en la calle Borí i Fontestà número 13, en el barrio de Sarrià.
De la peluquería al salón de belleza
Una vez al mes viaja a Andorra, a la tienda Gallery, donde atiende a sus clientes/as. Y en uno de estos desplazamientos hemos aprovechado para hablar con él. Philippe Venoux ha sido uno de los pioneros en el cambio de concepto. Ha dejado atrás la imagen de la peluquería de barrio de toda la vida para centrarse en el salón de belleza, donde se busca un resultado integral. Nos cuenta que para hacerse un nombre siguió “una filosofía diferente al resto”. “Soy autodidacta, no he aprendido en una escuela, simplemente he sabido rodearme de gente en Londres, Nueva York y París que me han enseñado a ver y esto me ha hecho avanzar mucho. Soy un caso a parte”, afirma.
Para su trayectoria los años 80 fueron fundamentales. “Había muchísima creatividad, era una época maravillosa”, nos dice. Aunque no le gusta mucho hablar del tema, recuerda alguna de sus experiencias con grandes artistas. “Pude atender a Bob Dylan, Lou Reed, David Bowie y Mick Jagger, que han marcado tendencia”. Para él ha sido “extraordinario” poder vivir ese momento “rodeado de música y arte”.
Foto: http://www.philippevenoux.com
“Las tendencias hay que moldearlas y adaptarlas a la persona según su estilo y personalidad”
Parte de esa filosofía que le ha hecho diferente a los demás consiste en su sistema de trabajo. Venoux estudia al cliente/a. “Antes ibas a la peluquería por orden y por limpieza, ahora vas porque buscas otra cosa: imagen y estilo”, explica. Por eso él analiza en primer lugar “el total look”: el vestuario, la actitud, si realmente tiene ganas de cambiar, en qué trabaja, cómo se siente más cómodo/a. La conversación previa marca el resultado final. Por eso Venoux explica que “hay que ser sincero con el peluquero y decirle lo que realmente vienes a buscar”. Asegura que en general no nos atrevemos a decir lo que buscamos. Así que una de sus misiones y las de su equipo es averiguar qué quiere todo aquel que acude a él.”Facilita que traigan fotos” pero asegura que él siempre es honesto “porque la gente se imagina pareciéndose a Sharon Stone”. “Hay que ubicar lo que busca a lo que le va a favorecer”, añade.
Para él las tendencias son una guía. “Hay que mirarlas, hay que dirigirlas, pero no hay que imitarlas”, afirma poniéndonos un ejemplo muy gráfico: “si una clienta me dice que el flequillo es tendencia pero tiene la cabeza redonda, no le voy a poner flequillo porque le hará la cabeza más redonda. Las tendencias hay que moldearlas y adaptarlas a la persona según su estilo y personalidad”.
En su sistema de trabajo también es fundamental el producto “sobre todo para la gente que se tiñe, se hace mechas o reflejos, porque el cabello está muy deshidratado”. Respecto a grandes firmas como L’Oreal, que es de las que más vende, opina que “estan capacitadas para sacar un mejor producto pero muchas veces no es el mejor”. Por eso nos recomienda utilizar aceite de argán y productos naturales. Además, nos advierte que hay que visitar a nuestro peluquero cada mes y medio o dos meses (6-8 semanas) para mantener el corte de pelo y el estilo.
Nosotras lo hemos probado y este ha sido el resultado:
Foto: makeupvictims. Un estilismo de Phlippe Venoux
Y tu, qué le pides a tu peluquero o estilista? Déjanos tus comentarios aquí.