Pero todo tiene una explicación: cuando comes, tu cuerpo fabrica serotonina, la hormona del bienestar. Si comes muy rápido, llenándote la boca con grandes cantidades de comida, obtienes unos niveles más altos de serotonina, y tu placer es mayor.
Quizás al principio te sientes bien, por los efectos de la química cerebral, pero tarde o temprano aparece el sentimiento de culpa y de malestar contigo misma. Y puede ser que entonces vuelvas a empezar la dinámica de comer inconscientemente de nuevo, para evadirte de los sentimientos que te acabas de generar. ¿Te es familiar esta situación?
En este último caso, puede que necesites “dulzura emocional”, pero entonces, por muchos pasteles que comas, nunca tendrás suficiente. Por lo tanto, tienes que mirar dentro de ti y conectar con tus emociones, escuchar tu cuerpo y tu corazón, y establecer una relación sana con la comida, no usarla de recompensa ni castigo.
¿CÓMO PUEDES PRACTICAR LA ALIMENTACIÓN CONSCIENTE DESDE CASA?
Te voy a enseñar un ejercicio que puedes hacer cada vez que te sientas con ansiedad ante un alimento, en una situación emocional negativa que te impulse a picar o cuando sabes que lo harás en exceso. Debes practicarlo al menos entre 5 y 10 minutos, en un ambiente tranquilo y donde puedas estar pendiente tan sólo de ti.
Prepara un plato con trozos pequeños de comida, lo que te apetezca, y déjalo sobre la mesa.
Siéntate, ponte cómoda y cierra los ojos.
Relaja cada parte de tu cuerpo, empezando por los pies, las piernas, los muslos, ve subiendo por la espalda, los brazos…
Toma consciencia de tu respiración: inspira por la nariz y saca el aire lentamente unas cuantas veces.
Cuando consigas el estado de relajación, abre los ojos y fíjate en un objeto concreto de la habitación donde estás: su color, la forma…
Vuelve a cerrar los ojos e intenta describir mentalmente el objeto que has observado durante unos momentos.
Posteriormente, concéntrate en el sentido del oído: escucha primero los sonidos de dentro de la habitación, y poco a poco intenta fijarte en los sonidos cada vez más lejanos.
Cuando hayas terminado, pondrás tu atención en el plato que tienes delante. Observa su contenido: color, forma, textura…
Coge un poco con la mano y huélelo.
Póntelo en la boca y aleja la mano del plato.
Concéntrate ahora en la comida que tienes en la boca.
Empieza a sentir su sabor, el ruido que hace cuando masticas, ensaliva bien y coge consciencia de cada movimiento que haces con la lengua y la mandíbula.
Cuando se haya convertido en una pasta, trágatelo.
Poco a poco, y siguiendo de nuevo los pasos 9 a 13, cómete todo el contenido del plato, sin prisas, masticando con consciencia cada bocado.
Y ahora me gustaría saber tu opinión sobre las siguientes cuestiones:
¿Qué has notado? ¿Cómo te has sentido? ¿Qué has aprendido de esta experiencia? ¿Qué diferencias observas con la forma en que comes normalmente? ¿Cómo puedes utilizar esta técnica en adelante?
Gracias por tus comentarios.
The post Alimentación consciente appeared first on .