Lo primero que hicimos fue disfrutar de las instalaciones del Miguel Angel Wellness Club. En concreto, estuvimos en el circuito de spa (también tienen una sala de fitness), que cuenta con: piscina de hidroterapia, ducha de contrastes, sauna finlandesa, baño turco y área de relax. Otra de las cosas que me encantan de este tipo de establecimientos es que los baños son todo un lujo y ponen a tu disposición de todo: secadores de los que secan, planchas de pelo, albornoz, laca, etc.
El tratamiento de oro
Para terminar la tarde como dos auténticas reinas, nos hicimos un tratamiento facial de oro en cabina de nada menos que 45 minutos. El tratamiento de oro está indicado para renovar la piel después del invierno y sus consecuencias: descamación, pequeñas grietas y falta de vitalidad. Lo que se consigue con este tratamiento es dotar a la piel de una nutrición intensa. La receta de esta pócima mágica es: trufa blanca, oro de 24 quilates, péptidos antienvejecimiento y activador celular. Y los resultados se notan al instante, salimos de allí brillantes gracias a las partículas de oro de 24 quilates que nos aplicaron. Además de muy relajadas, Estefanía incluso se durmió. Las terapeutas son auténticas expertas y el tratamiento es muy agradable. Otra de las cosas que me llamó la atención fue que la música de fondo durante el masaje no era la típica de pajaritos o de olas, sino grandes clásicos como New York New York de Frank Sinatra. Un detalle que me gustó mucho
Además del tratamiento de oro, ofrecen todo tipo de tratamientos faciales con las técnicas y productos de Maria Galland, una firma muy premium de cuidado de la piel. Por supuesto, también ofrecen tratamientos corporales y masajes. Podéis echar un ojo a la web del Hotel Miguel Ángel para más info.
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