A menudo oímos decir por cualquier medio de comunicación que el sobrepeso y la obesidad están aumentando de manera alarmante en nuestra sociedad. Más de la mitad de la población tiene exceso de peso, y aproximadamente un 15% sufre obesidad.
La razón de este incremento se encuentra en una alimentación hipercalórica, es decir, una desproporción entre el consumo de calorías y el gasto energético de la persona.
Si a esto le añadimos una gran variedad de alimentos con una alta densidad energética y el aumento generalizado del sedentarismo, el resultado es una gran facilidad para ir acumulando grasas y subir de peso.
¿Cuántas veces has empezado a hacer alguna dieta
de adelgazamiento y la has acabado abandonando?
¿O has conseguido llegar a tu peso objetivo y con el tiempo
has vuelto a recuperar tantos o más kilos de los que habías perdido?
Hacer dieta supone comer menos, tanto en cantidad como en calidad de alimentos, lo que hace que la alimentación no sea equilibrada. Este desequilibrio lleva a tu organismo a sufrir un déficit de nutrientes, y empiezas a sentirte débil, pasas hambre, tienes ansiedad, ganas de picar, estrés, mal humor, se te cae el pelo…
Tu metabolismo basal se reduce, porque el cerebro interpreta que estás pasando por una época de escasedad de alimentos, se pone en estado de alerta y empieza a ahorrar energía, que no es otra que la grasa que acumulas en tu cuerpo. Por eso, aunque sigas la dieta estrictamente, tu bajada de peso se estanca.
Es en este momento en el que sueles abandonar la dieta, con el desánimo y la frustración que conlleva no haber conseguido el deseado peso objetivo. A partir de aquí, y con más o menos rapidez, empiezas otra vez a comer en exceso y a repetir los malos hábitos alimentarios que te llevaron a engordar, cerrando así un círculo vicioso muy difícil de romper.
La solución definitiva para adelgazar y mantener el peso conseguido, sin embargo, no es el seguimiento de una dieta estricta y desequilibrada durante unos meses, que ya hemos visto que no te lleva a ninguna parte, sino el cambio definitivo de los hábitos alimentarios. ¡Porque aprendiendo a comer bien te sentirás mucho mejor!
Y tú, ¿qué dietas has hecho? ¿Cómo te han ido? Me gustaría conocer tus experiencias.
Un abrazo.
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