¡Hola chicas! ¿Cómo estáis? La semana pasada recibí un paquetito de una colección PRE-CIO-SA de Deborah Milano... ¡RED ICONS!
De momento, no he tenido tiempo para preparar swatches y enseñaros todo con el nivel de detalle que se merece. Así que, para ir calmando los ánimos, he decidido preparar una manicura de flores para San Valentín. Está pensada especialmente en aquellas a las que no les gusten los nail art repletos de corazones (seamos sinceras, ¡son complicados de dibujar!).
¿Empezamos? :)
Os prometo, de verdad de la buena, que próximamente os contaré todo lo relativo a la nueva colección que Deborah ha lanzado para estas fechas. Prefiero esperar a darle más uso y tener, por lo tanto, una opinión más sólida y formada sobre estos esmaltes y... redoble de tambores... ¡pintalabios! Sí señoritas, es una colección compuesta por cuatro pintaúñas y cuatro labiales a juego...
¡Os vais a enamorar cuando os lo enseñe todo! Aquí os dejo un pequeño adelanto :)
He de reconocer que al final siempre me pasa lo mismo: me junto con un montón de esmaltes y nunca sé qué color escoger, porque... ¡me gustan todos! Dado que estos esmaltes de la línea 7 Days de Deborah tenían en común los tonos rosas y rojos, me decidí a hacer una manicura para San Valentín.
Sois unas cuantas las que me habéis comentado que no celebráis esta fecha. Yo tengo pareja y, sinceramente, nunca lo hemos celebrado, me parece una fiesta un poco tonta. No obstante, soy muy cursi, lo reconozco... ¡y los corazones me chiflan!
Pero claro... ¡también me habéis dicho que sois anti-corazones! Por eso, para que todas estéis contentas, he querido hacer esta propuesta con uno de los regalos de amor más típicos que existen: las flores.
El esmalte que protagoniza la manicura es el 862, un rojo aframbuesado que me ha robado el corazón. Tengo otros tonos similares pero son o más bien tirando a rosa, o más bien tirando a rojo. Sin embargo, ¡este color es el punto intermedio entre rosa y rojo perfecto! :)
Por su parte, el rosa nude que podéis ver en la uña del dedo corazón, donde están los puntitos, es el 858. Un color empolvado perfecto para llevar maquilladas nuestras uñas de una forma elegante, dulce y coqueta ^_^
Para la uña del dedo anular, donde van las flores, he utilizado el 326 de KIKO. Es un gris marengo que me tiene enamorada. Me cuesta mucho darle salida en verano o primavera, pero para otoño invierno es... ¡sencillamente genial!
Con respecto a esta uña, como veis, es la única que tiene algo de complicación. Os explico cómo la he hecho:
Primero, di dos capas de esmalte blanco.
Una vez estuvo seco, coloqué cinco tiras de nail tape de modo vertical a la uña. No cuidé especialmente que fueran simétricas.
Para las flores, utilicé dotting tool. La gracia de este tipo de flores, tipo vintage, es que no tenemos por qué ser expertas en el arte de dibujar. Pueden quedar muy abstractas, lo importante es que se reconozcan :) Utilicé para pintarlas el rosa nude y el rosa frambuesa. Dibujé unas hojitas a su alrededor con verde.
Top coat y listo.
Y esto es todo por hoy. Espero con muchas ganas que respondáis mis preguntas cotillas:
¿Vosotras celebráis San Valentín?
¿Os gustan las flores como propuestas a los corazones?
Un beso cuquis :)