¡Hola chicas!
¿Qué tal va la semana? ¡Espero que genial! Esta semana quería hacer un post que tengo pendiente desde hace tiempo y con el que espero ayudar a todas las chicas que, como yo, padecen rosácea. Es un problema cada vez más común y se basa en rojeces y manchitas que pueden variar por diversos factores, como la temperatura e, incluso las comidas especiadas.
El caso es que cuando vas al médico te suele decir que uses cremas específicas y, con suerte, te dice el nombre de alguna muy untuosa y con un olor terrible que convierte tu rutina en un horror. Muchas de las que la padezcan seguro que saben a lo que me refiero así que aquí os dejo mi rutina perfecta, esa con la que consigo que la gente ni se entere de mi problema y parezca que tengo un rostro perfecto (sí, ¡es posible!).
Para comenzar, debemos limpiar la piel e hidratarla. Os puedo asegurar que he probado muchísimas marcas de jabón, agua micelar y cremas hasta dar con las que de verdad me gustan y, lo más importante, me funcionan. A mi me gusta limpiar la piel con agua micelar porque, no solo ayuda a calmarla y atenuar las rojeces, sino que también disimula los poros y aporta un extra de confort a la piel. Tras esta debemos hidratar y una crema de color verdoso siempre será un plus para neutralizar. Mis firmas preferidas para estos dos productos son Plant System y Lierac y de vez en cuando también uso la mascarilla purificante verde de Skin79.
Actualmente gasto la de la línea Rosakalm de Plante System, tanto para el agua micelar, como para las rojeces, pues me gusta especialmente porque usa ingredientes naturales, algo muy importante cuando tienes la piel muy sensible y cualquier cosa puede darte reacción. Además su sensación de frescor es genial para despejarte por la mañana y relajar la piel por la noche al desmaquillar.
Una vez hemos aplicado el tratamiento, la hora del maquillaje puede ser una pesadilla hasta que consigues los productos adecuados. Dos de los imprescindibles en mi neceser son el primer Step 1 verde de Make Up For Ever y la BB Cream Pink Hot de Skin79. El primero porque neutraliza de manera impresionante con muy poca cantidad y se integra tan bien que parece que no llevases nada. Para ocasiones especiales también suelo usar una pre base que atenúe los poros de ciertas zonas pero entre diario me basta con neutralizar (soy un poco vaga lo confieso).
La BB Cream se la he recomendado a tanta gente que parece que me pagan o algo, pero lo cierto es que es mi preferida porque se adapta a la perfección a cualquier tono, está elaborada con ingredientes naturales y mantiene la piel libre de brillos (aunque yo siempre recomiendo matizar con polvos). Aquí os tengo que avisar que su cobertura es media así que en la zona más problemática, los mofletes en mi caso, suelo necesitar dos capas para cubrirla bien (sí, también es más cubriente según las capas).
Ahora llega el momento en el que me decís: Vale, hasta aquí todo bien pero... ¿qué tienen que ver el resto de productos con la rosácea? Lo sé, aparentemente nada pero os aseguro que sí son útiles. Os explico. El colorete es importante que sea en tono melocotón y que huyáis de aquellos que contienen más pigmento rojizo, como los rosas o los rojizos, ya que si estamos intentando tapar las zonas rojas no tiene mucho sentido que luego usemos este color ¿no? Como bien pensaréis, sería contraproducente.
Respecto al eyeliner en crema, la máscara de pestañas y el pintalabios, no, no me he vuelto loca. Esto es un truco de los de toda la vida. Si, como es mi caso, queréis disimular la zona de las mejillas, la nariz o cualquier otra, la manera más sencilla de hacerlo es centrar la atención otra. Por ello, podemos, bien resaltar los ojos delineándolos y dando volumen a las pestañas, o bien decantarnos por unos labios más llamativos con un color intenso, como este rosa fucsia. Como supondréis, lo que destaquéis dependerá de vuestro rostro o preferencias de ese día.
¡Y listas! Espero haber ayudado a alguien que, como yo al principio, estuviera perdida con este tema o que tenga la piel sensible y ya no sepa qué echarse.
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