La forma de vida acomodada de hoy día, nos hace optar por elegir un estilo de vida sedentario, carente de actividad y esfuerzo físico, olvidamos que el cuerpo humano fue creado y diseñado para moverse, si no nos movemos nos atrofiamos, así de simple, la inactividad solo nos lleva en una dirección, paulatinamente nos dirigirá sin remedio a la prematura degeneración del organismo.
La práctica de alguna actividad física durante nuestros años de juventud, repercutirá beneficiosamente a edades más avanzadas. A mayor prontitud a la hora comenzar una actividad o un programa de ejercicios, mayor será el beneficio obtenido a lo largo del tiempo. A pesar de todo y aunque esto sea así, no quiere decir que no se puedan obtener buenos beneficios a edades más avanzadas, siempre se logran resultados positivos y visibles, ya se tengan 50, 60 u 80 años.
De todos es conocido, la larga serie de beneficios para la salud que el ejercicio físico nos puede aportar. Su importancia fundamental en la prevención de enfermedades degenerativas y su papel paliativo en enfermedades y lesiones crónicas. Una actividad física puede convertirse en una terapia de prevención, será como una especie de inversión médica que nos ayudará a evitar, no solo inconvenientes y molestias físicas sino un ahorro en medicamentos a lo largo de nuestra vida. La mejor manera de luchar contra una enfermedad consiste en prevenirla antes de que aparezca. Todas las actividades y ejercicios que practiquemos durante la juventud, mayor beneficio nos reportará en la edad adulta y en la vejez.
Si practicamos la filosofía de una vida sana con su correspondiente actividad física durante las diferentes etapas de nuestra vida, empezando durante la infancia y siguiendo en la adolescencia, juventud, etc., nos garantizaremos una condición física, una vitalidad y una salud inmejorables al llegar a edades más avanzadas.
El ejercicio físico moderado y controlado, nos ha de servir de ayuda para retrasar los efectos desfavorables que provoca la vejez en nuestro cuerpo, al fin y al cabo es lo que nos interesa para conservar en el mejor estado posible nuestro organismo, sobre todo en cuestiones tan importantes como la movilidad y la vitalidad.
En definitiva, un cuerpo en forma, que goza de perfectas condiciones físicas, significa un importante ahorro en inversión médica, ahora y en la vejez.
Un programa que nos permita alcanzar un cuerpo en óptimo estado deberá tener en cuenta diversos aspectos sobre cómo mejorar una serie de cualidades físicas, tales como potenciar el desarrollo de la fuerza, la resistencia, la flexibilidad y la coordinación. Es importantísimo mantener a nivel inmejorable estas cualidades físicas, ya que si deseamos mantener un organismo joven y sano será imprescindible que este pueda comportarse como tal.
Practicar deportes colectivos como el futbol, tenis, golf, etc. pueden ayudar en cierta manera a mejorar nuestra condición física. No estoy diciendo que no sirvan ni que se dejen de practicar, pero personalmente me decanto por los ejercicios de musculación, tanto para los hombres como para las mujeres, para los jóvenes y para los no tan jóvenes. El entrenamiento de fitness como se le llama actualmente, permite confeccionar programas a medida de cualquier usuario, sin riesgos para la salud y con grandes beneficios físicos. Trabajar el cuerpo de forma íntegra pero con ejercicios localizados. Dejando aparte si esta actividad es de nuestro agrado o no, si nos aburre o no, estoy totalmente convencido de que realmente es la que proporciona los mejores resultados, de forma rápida y segura. Los demás deportes y actividades se pueden practicar pero el eje principal debería ser la musculación combinada con alguna actividad aeróbica (correr, nadar, ciclismo, etc.)
Post extraído del libro: Gimnasia y Tonificación Facial de Alberto Gutiérrez