Pero vamos a realizar un pequeño análisis de lo que podemos entender por fuerza de voluntad aplicado a la necesidad de realizar una tarea, en este caso una actividad física (podría ser cualquier otra).
La mayoría de veces cuando la gente que no practica ningún tipo de ejercicio físico o a los que no les entusiasma la idea de practicarlo ya sea fitness, running ciclismo, etc. Una de las primeras expresiones que habitualmente nos suele salir de forma espontánea es: !! Qué fuerza de voluntad tiene !! Eso es lo que suele exclamar o creer la mayoría de personas al ver a un deportista machacarse en el gimnasio. Cuando en realidad esto no es así o al menos no es del todo cierto.
Analicémoslo de forma breve. Normalmente cuando un sujeto realiza una acción en la cual no existen elementos desagradables para él o que no le causen cierto disgusto por lo general NO debe ser necesario aplicar fuerza de voluntad, incluso en sesiones de intensidad elevada.
Veamos algunos ejemplos:
Imaginemos un estudiante, al cual sí que le gusta mucho estudiar las matemáticas, este no tendrá que hacer mucho esfuerzo para estudiarlas, por el contrario al alumno que no le gusta estudiarlas sí que deberá de realizar la obligación de imponer su voluntad para poder aprenderlas. Así fácilmente podemos deducir que al que le gusta estudiar no necesitará emplear tanta fuerza de voluntad o al menos será mínima en comparación con el que no le gusta estudiar.
Veamos otro ejemplo. Imaginemos una persona que no le gusta comer verduras y el mismo se obliga a comerlas porque es consciente de que es un alimento saludable, si no le gusta necesitará de su fuerza de voluntad para comerlas, en cambio a las personas que les encantan las verduras no necesitarán esfuerzo de voluntad, las consumirán encantados. Pues con el ejercicio físico pasa exactamente lo mismo, hay quien le gusta mucho realizar actividades físicas y disfrutar con el esfuerzo y sus resultados y en cambio existen otras personas que no les complace este tipo de actividades. Para ser un buen practicante de cualquier actividad o materia al final lo que se necesita no es recurrir a la fuerza de voluntad sino lo que debemos es aprender a que nos agrade lo que intentamos llevar a la práctica. Cierto es que a veces para lograr un objetivo o llegar a una meta deberemos aplicar el esfuerzo de nuestra voluntad y autoconvencernos de que somos capaces pero siempre intentando ver sus aspectos positivos y más interesantes para nosotros mismos a fin de poder obtener el mayor rendimiento de la tarea emprendida.
Ya que si normalmente recurrimos a la fuerza de voluntad para hacer cosas que en realidad no nos acaban de agradar al final acabaremos aburriéndolas y abandonándolas.