Con la primavera llega el buen tiempo, el calor y con él las primeras exposiciones al sol y los baños en el mar o en la piscina. Nuestra piel sufre enormemente en esta época del año y es por ello por lo que hay que prestarle una especial atención.
María García, directora del Centro de Estudios Superiores de Estética Diprofem, asegura que "el cuidado de la piel no debe abandonarse en ninguna época del año, pero en estas fechas es imprescindible prepararla de una forma muy especial para evitar que se castigue en exceso de cara al verano. Nuestras armas deben ser la exfoliación, la hidratación y la nutrición", apunta.
Eliminar las células muertas
Durante el invierno nuestra piel suele estar cubierta y, aunque la ropa evita que las radiaciones solares puedan dañarnos, "el constante roce con nuestra piel puede llegar a producir durezas en aquellos puntos en los que hay una mayor fricción", añade la experta en estética. La exfoliación hace que la piel respire, se desintoxique y, además, se eliminan las impurezas. Al margen del efecto de limpieza de la superficie de la piel, elimina las capas de células que están descamadas y disminuye la oleosidad, de esta forma la piel se ve más tersa. Cuando la piel ha pasado mucho tiempo acumulando impurezas, empieza a perder brillo.El problema surge cuando las células muertas no desaparecen, es por ello por lo que es muy importante convertir la exfoliación en una costumbre y hacer el tratamiento al menos una vez por semana y, en caso de exfoliación profunda, es recomendable hacerlo una al mes. Aquellas personas que tengan pieles sensibles con riesgos de irritaciones y manchas deben exfoliarse superficialmente una vez cada 15 días. Asimismo, hay que tener en cuenta que en una piel relativamente joven las células se renuevan cada 28 ó 30 días, sin embargo, en las mujeres con edades superiores a los 50 años dicho proceso puede tardar incluso el doble de tiempo.
Los productos exfoliantes se deben aplicar sobre la piel húmeda con movimientos circulares e insistiendo en aquellos puntos que se ven más afectados por la acumulación de células muertas como es el caso de las rodillas, los talones y los codos. La piel de esta zona es de textura y consistencia más gruesa, por lo que es frecuente que nos encontremos con unos codos escamados y blanquecidos, con unos talones agrietados o que nuestras rodillas estén arrugadas y secas. Para aclarar, después de la exfoliación, es recomendable utilizar agua fría, con lo que se obtiene un efecto tonificante. Después de la exfoliación es más fácil que puedan penetrar mejor las cremas o lociones.
Segundo paso, la hidratación
"La hidratación de la piel debe ser un ritual diario, sin excusas", asegura María García, directora de Diprofem. Nuestra piel contiene un porcentaje de agua cercano al 70 por ciento y las personas mayores de 30 años pueden llegar a perder casi un litro de agua al día, una cantidad que puede llegar a aumentar en los días de sol. Y es que una piel deshidratada se vuelve seca, pierde elasticidad y provoca la aparición de arrugas. Por lo tanto, el agua es primordial para prevenir el envejecimiento.La rutina diaria debe empezar por la aplicación de una crema hidratante en todo el cuerpo adecuada al tipo de piel. Se debe extender con suaves masajes circulares hasta que se absorba completamente. Además, se debe prestar una especial atención a la cara y al cuello, unos puntos donde la deshidratación es más evidente debido a que la piel tiene menos protección contra las agresiones ambientales y está más expuesta.
Nutrir y reafirmar
Somos lo que comemos por lo que, además de nutrir la piel con cremas específicas, debemos alimentarla correctamente desde dentro. De una buena alimentación dependerá el correcto funcionamiento de nuestro organismo y esto se reflejará en la piel. Se debe beber un mínimo de dos litros de agua al día y tomar cinco raciones diarias de fruta y verdura, ya que estos alimentos tienen antioxidantes que ayudan a minimizar la oxidación de la piel. Es importante un buen aporte de vitamina A y B a nuestro organismo. La vitamina A, se encuentra en todos los cereales enteros, en la leche, las frutas y las verduras. Esta vitamina hace que la piel se vea mas elástica, hidratada y pareja. Por su parte, la vitamina B también se halla en los alimentos que consumimos diariamente y hace que nuestra piel se vea sonrosada y sana. Por ejemplo, la levadura de cerveza es una de las fuentes principales de la vitamina B.Los cambios bruscos de peso, el tabaco, el sol y la falta de ejercicio pueden hacer que nuestra piel pueda aparentar menos bonita. Todos estos factores degradan el colágeno y la elastina, que son los componentes responsables de mantener la firmeza y elasticidad de la piel. Para recuperar el buen tono y reafirmar la piel es indispensable llevar una dieta sana y hacer ejercicio regularmente y de forma constante. Asimismo, es recomendable el uso de productos específicos con vitaminas y otros componentes que ayudan a regenerar el colágeno.
Tras una correcta exfoliación, hidratación y nutrición de la piel podremos tomar baños de sol con moderación ya que nos broncearemos de forma más homogénea. Sin embargo, hay que utilizar cremas que tengan factores de protección altos y de alto espectro para evitar daños irreparables en la piel. Antes de comprar una crema determinada se debe consultar al médico que será el que nos recomiende el mejor producto según nuestro tipo de piel.
Agradecimientos al Centro de Estudios Superiores de Estética Diprofem de Sevilla.