Sin embargo, hay algunos errores comunes que soy consciente que cometo o que he cometido (y que, a pesar de saberlo, sigo cometiendo) y creo que es mi deber informaros de ello para que vosotros también dejéis de cometerlos. Evidentemente, yo he aprendido esto de otros bloggers, canales y revistas, no es ningún conocimiento innato, y agradezco cualquier consejo que podáis darme.
1- Aplicar mal la máscara de pestañas
Pues sí, yo me he estado dando (hasta hace bien poquito) la máscara de pestañas mal. Vamos, que lo hacía sin más, siguiendo la dirección de las pestañas, con el peine hacia arriba. Básicamente, como aparece en la imagen de abajo (aunque ahí solo estaba posando).
¡Y no! La máscara de pestañas debe aplicarse en zig zag, dando cada capa en una zona diferente y empezando por la raíz, sin abarcar toooda la pestaña. Además, para un mejor acabado es buena colocar el peine en posición vertical y separar las pestañas.
2- Frotar el cabello
Pues también resulta que me he estado lavando mal el pelo todos estos años. Yo me frotaba todo el cabello con el champú (bien de champú), cuando, en realidad, solo hay que masajear el cuero cabelludo. Evidentemente, si tenéis el pelo corto esto os va a dar igual, pero para quienes tenemos el pelo largo es imprescindible no frotar la melena.
La forma correcta de hacerlo es, primero, masajeando el cuero cabelludo durante unos minutos y, después, aclarando. Todo el champú que caiga hacia abajo es suficiente para lavar el resto del pelo. Del mismo modo, es importante hacerse un moño para darse el acondicionador, ya que es una crema que es aconsejable que no toque la piel de nuestra espalda.
3- Soplar la brocha
Esto lo aprendí de Ratolina hace poco y no tenía ni idea. Al parecer, cuando soplamos la brocha estamos transmitiendo bacterias a los polvos que acto seguido nos vamos a echar en la cara. Lo mejor es golpear la brocha suavemente contra el lavabo, contra el brazo u otra superficie para quitar el exceso de producto y luego aplicarlo.
4- Frotar el perfume en las muñecas
Y dale con frotar... Pues no. Según he leído, la fricción que hacemos en las muñecas cuando frotamos lo único que consigue es que el olor del producto se vaya antes al "estropear" las notas.
Y, antes de seguir con el verbo frotar, os comento que también tengo la manía de frotar los labios tras aplicar el labial. Aunque parezca que ayuda a dar un toque natural al producto, lo que hace es perjudicar a la piel de nuestros labios. Y sí, esto me va a costar quitármelo, os lo aseguro.
5- Dar el contorno debajo del ojo
Esto me lo enseñó hace poco una de las chicas de Kielhs cuando me estaba enseñando los productos de la marca. El contorno de ojos es completamente inútil si se da justo debajo del ojo, en las ojeras. Donde debe aplicarse es en el hueso de los pómulos, en su parte más alta, y en las sienes, haciendo círculos con los dedos.
6- Aplicar delineador en el párpado inferior
Creo que esta manía la tenemos todos los millennials que hemos pasado nuestra adolescencia en los años 2000. Por aquella época, nos enseñaron que debíamos perfilar nuestros ojos AL COMPLETO. Por arriba y por abajo. Y bien de producto, que se note.
Evidentemente, las modas cambian y la vida evoluciona. Por suerte, ahora lo correcto es aplicarlo solo (a ser posible) en el párpado superior, delineando con un trazo firme y fino. ¡Ah! Y no desde el lagrimal, sino desde casi la mitad del ojo (no es exactamente así, pero para que me entendáis). En el párpado inferior queda mejor delinear con una fina capa de sombra color chocolate oscuro o similar ayudándonos con una brocha pequeñita.
To be honest, a veces lo hago si tengo poco tiempo y, simplemente, me apetece, pero mi deber es informaros de que no se debe. Malditos 2000 y su influencia...
7- Aplicar bronceador en las sienes
Sí, de esto también me he enterado hace poquito. Resulta que a mí me enseñaron mal, porque el bronceador no se debe dar en las sienes, a lo bruto, sino al borde, donde comienza el nacimiento del cabello, y así por toda la frente. Culpo de esto a las imágenes ilustrativas que vienen con ciertos productos de contouring. De esto y de tantas otras cuestiones, la verdad.
La verdad es que podría seguir y seguir y seguir eternamente con los fallos que yo comento en materia de belleza, pero me voy a guardar algunos más para irlos acumulando y poder seguir haciendo más entradas de este estilo, si es que os gusta. A mí la verdad es que me resulta muy divertido y sé que siempre hay alguien que lo encuentra útil.