Este tipo de alimentación define bien los tiempos que hay que comer en cada momento del día, el orden en el que se debe comer y los alimentos que se pueden o no juntar en cada comida.
También establece el tiempo que debe transcurrir entre cada comida en base al tipo de alimento que se haya consumido.
La idea de la dieta higienista es que comer alimentos agrupados de cualquier manera hace que las enzimas digestivas pierdan su valor al mezclarse entre ellas en el estómago.
En estas dietas sí se consumen alimentos de origen animal pero si tiene similitudes con dietas como la crudívora o la frugívora de las que hablaremos más en el sentido de que se enfocan desde el punto de vista de cómo comer los alimentos y cuando comerlos.
En la dieta higienista se evita comer alimentos de origen proteico como los huevos o el pescado junto con otros con contenido en almidón.
Es importante tener en cuenta que el plantamiento de estas dietas también se hace después de observar las necesidades nutricionales de cada persona para lo que suele ser habitual realizarlas un test alimentario para ver que alimentos son compatibles para el sujeto.
La base científica de la que parte el concepto de que mezclar estos dos grupos de alimentos resta poder a la actividad de las enzimas se basa en que el Ph de la sangre que depende directamente en parte de los alimentos y su forma de consumirlos.
Cuando por ejemplo consumimos alimentos grasos se hace que el hígado segregue bilis con un Ph básico, lo cual ayuda a neutralizar la acidez del estómago favoreciendo la acción de las proteasas y las lipasas aunque no la acción de las amilasas.
Realmente no hay una base científica que verifique que haya alimentos incompatibles entre sí ni estudios que demuestren los beneficios notorios de hacer este tipo de dietas pero también es cierto que todo depende de cada caso y de cada persona siendo en muchos casos algo recomendable incluso por los médicos ya que se si ha visto que mejora los procesos digestivos de muchas personas.