La contaminación ambiental, la presencia de productos químicos a nuestro alrededor, el consumo de alimentos de origen no ecológicos… Es una realidad a la que nos enfrentamos a diario sin apenas darnos cuenta, ya que lo hemos ido naturalizando con el paso del tiempo.
Sin embargo, en los últimos años los ciudadanos han comenzado a estar más informados sobre la importancia del consumo de productos de origen natural y a estar más concienciados acerca de la necesidad de incluirlos en su cesta de la compra.
Al mismo tiempo, el mercado ha sabido adaptarse a los métodos más alternativos, y por eso hoy en día ya existe la posibilidad de acceder a nuestro herbolario online de referencia y adquirir productos sanos con tan solo un clic.
Si preguntamos a nuestras abuelas y abuelos cómo era su juventud, probablemente nos daremos cuenta de cuánto han cambiado las cosas en las últimas décadas. Si bien, en muchos aspectos, los cambios han sido positivos o muy positivos, en el ámbito de la alimentación las variaciones no siempre han sido de lo más deseables.
De este modo, el hecho de tener un ritmo de vida muy acelerado, de moverse con frecuencia entre la contaminación de las grandes ciudades o de pasarse la mayor parte del día delante de un ordenador no ayudan a tener un cuerpo sano. Ni por dentro, ni por fuera.
Por eso, en los últimos años parte de la sociedad ha comenzado a buscar fórmulas alternativas para cuidarse. Al final, el bienestar es lo que nos hace tener una mayor calidad de vida. Para llevar a cabo este proceso, no solo han querido cambiar su alimentación, sino también otros hábitos de su vida diaria que afectan de manera directa a su cuerpo.
De este modo, se le ha dado mucha importancia no solo al consumo de alimentos ecológicos, exentos de herbicidas o pesticidas, sino también al uso de productos elaborados de forma natural. Entre estos productos encontramos, por ejemplo, cosmética, perfumería, plantas medicinales, etc.
Así permitimos que nuestro cuerpo injiera una menor cantidad de químicos y que su exterior, nuestra piel, también esté en menor contacto con productos también de tipo químico.
De este modo, las cifras nos muestran cómo la producción y el consumo de estos productos va en aumento. En relación al primer aspecto, la producción, España ha conseguido erigirse como líder europea.
Según un estudio publicado por la oficina europea de estadísticas, Eurostat, nuestro país fue en 2017 el primer país productor de productos ecológicos de toda la Unión Europea. Más de dos millones de hectáreas de nuestro país se dedican a este tipo de producción, un aumento de más del 8 % respecto a 2015.
Algunos de los motivos que llevan a elevar el consumo de los productos ecológicos son las ventajas que presentan. Entre ellas, los consumidores destacan el hecho de que:
Son saludables.
No incluyen ni aditivos sintéticos, ni pesticidas.
No han sido modificados genéticamente.
Permiten ser más respetuosos con el medio ambiente y la naturaleza.
Mantienen un gusto más sabroso y natural.
Sin embargo, una gran parte de estos productos ecológicos que han sido producidos en España, se exportaron a otros países; un dato que guarda mucha relación con el camino que todavía queda por hacer, ya que todavía no nos encontramos entre los países de mayor consumo de productos ecológicos.
En este sentido, España se sitúa en el octavo puesto dentro de la Unión Europea, mientras que Luxemburgo y Dinamarca van en cabeza. No obstante, cabe precisar que, a pesar de no encontrarnos en los primeros puestos, el consumo en nuestro país de este tipo de productos ha crecido enormemente en los últimos años.
Sin duda, a esta mejora ha ayudado el incremento y la proliferación de tiendas y espacios en los que adquirir estos productos naturales, cada vez más frecuentes, sobre todo en las áreas urbanas. Algunos de ellos, como Casa Pia, están fuertemente especializados, destacando por su gran variedad de productos: desde productos meramente de alimentación, pasando por inciensos, productos de cosmética o plantas medicinales.
Casualmente, estas últimas siempre han formado parte de nuestra cultura. Algunas de estas plantas medicinales son muy conocidas y habituales en nuestra cocina, como por ejemplo la manzanilla, la tila o la hierbabuena y las utilizamos para curar ciertas dolencias comunes (dolores de barriga, síntomas de estrés, etc.).
En el caso de otras, como el aloe vera, para muchas personas no eran tan conocidas hace unos años, pero en la actualidad han sabido hacerse un hueco en todas las casas gracias a sus propiedades cicatrizantes y curativas. Además, es cada vez más frecuente encontrar este tipo de plantas en nuevos formatos, como las cápsulas, en gotas, etc., lo que facilita enormemente su consumo.
Aunque todavía queda mucho por hacer, la democratización del acceso a la información y la posibilidad de conocer este tipo de productos naturales (bien a través de las publicidad, de los nuevos comercios, etc.) permiten una mayor concienciación sobre su consumo.