Cómo estáis? Qtal estáis llevando esta vuelta de vacaciones tan extraña? Yo he de confesar que estoy teniendo mis más y mis menos. Pero en este proceso de adaptación he podido identificar algunas cosillas que me hacen la vida un poco más fácil, y se me ha apetecido compartirlas con vosot@s!
Así que, sin más rollo, ahí van cinco truquillos para que la vuelta de vacaciones no se os haga más cuesta arriba de lo estrictamente necesario:
Primero primerísimo: nada de dietas!
Ni se te ocurra ponerte a hacer dieta justo después de llegar de vacaciones. Lo único que vas a conseguir es morirte del hambre y que la vuelta sea más dramática todavía. O peor aún, morirte del hambre igualmente, frustrarte, acabar comiendo más de lo necesario y después sentirte fatal contigo mism@.
Y es que lo que ocurre con nuestro cuerpecito es que se acostumbra demasiado rápido a lo bueno. Es decir, si en vacaciones has aumentado ligeramente la cantidad de comida y de calorías que has ingerido en tu día a día, tu cuerpo ya se cree que esas son las cantidades que le corresponen por derecho, en vacaciones y siempre! Y es la cantidad que te va a exigir a vuelta también. Por tanto, si restringes de golpe cantidades y calorías, lo único que vas a conseguir es que tu cuerpo te mande una sensación de hambre (y de ansiedad) constante las 24 horas del día los 7 días de la semana… Para que le des, de una vez por todas, lo que es suyo!
Y esta situación de hambre y ansiedad no es agradable (ni sostenible) para nadie. Así que, en vez de cortar por lo sano, es mejor que vayas reduciendo las calorías poco a poco hasta tu nivel normal. Y mejor aún, que lo hagas sustituyendo alimentos menos sanos por otros más saludables, en vez de restringir la cantidad de comida. De esta forma, tu cuerpo irá regulando las cantidades que necesita él solito, casi sin que te des cuenta.
Por ejemplo, si tus comidas han estado constituídas básicamente por pescaíto, patatas fritas, helados y demás, y todo ello en cantidad abundante… No te comas el primer día una ensalada con tres hojas de lechuga, un tomate y media lata de atún. Cómete un plato normal de ensalada campera, con patata, atún, huevo y demás!
2. Un poco de ejercicio te quita hasta las penas!
Sé que esto puede sonar a tópico. Y seguramente lo habrás escuchado mil millones de veces… Pero es que es la puritita verdad! El ejercicio físico no solo nos ayuda a estar más en forma, sino que previene un montón de enfermedades, disminuye los niveles de estrés, regula la sensación de hambre, y un montón de ventajas más. No hace falta que te hagas una maratón mañana por la mañana. Encuentra un ejercicio que te guste, échale un poco de fuerza de voluntad y sé constante. Poco a poco, como con la comida! Que ir despacito, además de hacer que no nos desmotivemos antes de tiempo, nos ayuda a prevenir lesiones!
3. Planifica, haz listas… en definitiva, apunta todo todo!
A veces después de vacaciones parece que vuelve solo nuestro cuerpo, mientras que nuestra mente se queda en la playa todavía. Esto hace que no demos pie con bola y que nos hagamos más difícil la vida a nosotros mismos.
Apuntar las cosas según se te vienen a la cabeza y hacer listas te ayudará a centrarte en lo que estés haciendo en ese momento. Sin pensar en lo que tienes que hacer después, o en lo que deberías que haber hecho y se te ha olvidado. Y así podrás continuar con tu vida, aunque lo hagas con un cerebro que se niega a quitarse el bikini y volver a la rutina.
4. Cuida tu ocio!
Vale que no haya nada igual que estar de vacaciones, en eso estamos de acuerdo. Pero que estés de vuelta ya, no quiere decir que tengas que sumergirte en un mar de obligaciones. El trabajo no nos lo quita nadie, pero todavía quedan ratitos en los que podemos dedicarnos a unos mismos o darnos algún capricho. No hace falta que sea algo excesivo (ya sabemos que la economía postvacacional no es que sea una maravilla). Pero te aseguro que una tarde de spa casero, o un día en el campo, pueden marcar la diferencia, y transformar nuestro estado de ánimo por completo.
5. Relativiza!
Piensa que si ahora estás un poco depre es porque se ha acabado algo bueno, y que eso quiere decir que has tenido unas vacaciones que has disfrutado al 100%. Sé consciente de que es un estado pasajero y que poco a poco irá pasando. Aprovecha también para identificar aquellos pequeños aspectos de tu vida que realmente te hacen infeliz. Muchas veces, al estar metidos en rutina, aceptamos como normales cosas que no deberían serlo y que además nos hacen infelices. Al alejarnos y salir de la rutina tomamos perspectiva se ve todo más claro. La vuelta de vacaciones es el momento perfecto para identificar todas estas pequeñas cosas y trazar un plan para poder alejarnos de ellas.
Y nada más por mi parte señorit@s! Como siempre, espero haberos ayudado, o entretenido al menos.
Si tienes algún truco más para hacer más leve la vuelta a la rutina, no dudes en compartirlo en la sección de comentarios.
Nos vemos en el próximo post! Un beso muy grande a tod@s!