Es una pena que muchas hayamos descartado más de una vez hacernos este tipo de manicuras por miedo a maltratar nuestras uñas, pero con cuidado y haciendo las cosas bien, como debe de ser, es una bendición. ¡Os cuento más!
Error del profesional
Hay que saber que, cuando nos hacemos la semipermanente, es normal pulir un poquito la uña. A veces tenemos alguna capa levantada o estrías en la propia placa ungueal y debemos alisarla para que el resultado sea el esperado.
Bien. Pero cuando digo “pulir un poquito la uña” es, aunque a algunas os sorprenda, “pulir UN POQUITO la uña”. He visto verdaderos desastres de manicuras que, si bien el acabado final da el pego y es súper bonito para la foto, luego no dura lo que debería y las manos de la clienta se resienten. Y no es hablar por hablar, chicas, en mis propias carnes he podido comprobar que las uñas extremadamente finas duelen, y mucho.
Si salís del centro de belleza con las uñas bueno, con la piel que está debajo sensible, algo dolorida, quizá es que se han pasado puliéndolas. Otro truco para saberlo es que, si la lámpara LED/UV os dio sensación de quemazón fuerte, es muy probable que tengáis una placa ungueal muy fina. En ambos casos os recomiendo que, o bien cambiéis de centro de estética, o bien habléis con vuestra esteticista para que tenga más cuidado la próxima vez. Y, eso sí, desde el momento en que lo detectáis, sería perfecto que cuidéis a tope vuestras uñas (al final del post os cuento más sobre esto).
Error del cliente
Se oye mucho eso de que “me jod–estropearon las uñas”, y puede que en ocasiones sea cierto, como os comentaba antes. Pero la gran mayoría de estos casos no existirían sin que el cliente haya metido mano en este trabajo. Y es que el trabajo de una semipermanente va desde que se aplica, hasta que se retira, chicas. De principio a fin. Por eso es importante volver al centro de belleza a que nos retiren correctamente la semipermanente si es que no queremos hacérnoslas más. También podemos retirarla en casa si tenemos los productos adecuados (lima, removedor, empujacutículas). Pero en fin, en cualquier caso, lo básico es NO ARRANCAR EL ESMALTE.
¡Ay, es un error tan común! Yo también caí en esto hace muchos, muchos años. Quité la manicura como si fuera un esmalte normal, rascando por una esquina y tirando. Fue divertido, sí, pero tardé un año en recuperar mis uñas naturales porque eran como papel de fumar. Un verdadero desastre.
Así que, haciendo las cosas bien, tanto por parte de un lado como del otro, tendremos uñas sanas para rato, ¡incluso conseguiremos dejárnoslas más largas de lo habitual y darles forma, como yo he hecho!
Para ilustrar esto he decidido vestir mis uñas con Evening Seduction de los Gelaze de China Glaze, una de las mejores líneas que conozco de esmaltado semipermanente. Y la decoración es súper sencilla como veis, solo lleva un puntito por uña (lo podéis hacer con la cabeza de un alfiler o con una horquilla para el pelo) con el tono The Pink Bang! , un rosa metálico precioso de Essence que rescaté para la ocasión. El resultado es súper chic, ¡a mí me encanta!
Por último, os quiero recomendar el siguiente post para cuidar a la perfección vuestras uñas, sea cual sea vuestra situación, aunque con más importancia aun si estáis en proceso de curación de uñas débiles y a capas. Notaréis la diferencia, seguro. Podéis llegar a él haciendo clic en la imagen:
¡Es todo por hoy, hormiguitas! ¡Nos vemos en Instagram!