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Orígenes y tradiciones
Los beneficios de la relajación con sal en la mano
Cómo realizar esta relajación
Orígenes y tradiciones
La práctica de sostener un puñado de sal en la mano nace en la medicina tradicional china y más tarde, en la cultura ayurvédica aunque se desconoce en qué año.
En ambas tradiciones, la sal es vista como un elemento purificador y equilibrador, capaz de eliminar las impurezas y restaurar la armonía en el cuerpo y la mente.
El contacto de la sal en la mano, estimula puntos de presión y meridianos de la misma, lo que a su vez puede influir positivamente en la energía y la circulación del cuerpo.
Esta técnica se ha transmitido de generación en generación y continúa siendo apreciada por sus efectos calmantes.
Personalmente, es algo que hago mucho y que además, he compartido varias veces por Instagram. De hecho, mucha gente me escribió para decirme que le había ido muy bien cuando tenían picos de ansiedad o estrés.
Los beneficios de la relajación con sal en la mano
Alivio del estrés: Sostener un puñado de sal en la mano puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. La textura de la sal y la sensación de peso en la mano pueden actuar como anclajes físicos, ayudando a calmar la mente y reducir la tensión.
Estabilidad emocional: La sal se asocia con la estabilidad y el equilibrio en muchas tradiciones espirituales. Al sostenerla en la mano, se busca restaurar la armonía emocional y promover un estado de ánimo positivo.
Purificación energética: Desde una perspectiva energética, la sal se considera un purificador. Sostenerla en la mano puede ayudar a limpiar y liberar energías negativas, dejando espacio para la positividad y la claridad.
Foco y atención plena: Esta práctica puede ser una excelente herramienta para la atención plena. Al concentrarse en la sensación de la sal en la mano, se fomenta la concentración y la presencia en el momento presente.
Cómo realizar esta relajación
La práctica en sí es bastante simple:
Preparación: Comienza por elegir un tipo de sal que te resulte cómodo y agradable al tacto. La sal marina o la sal del Himalaya suelen ser opciones populares debido a su textura y pureza.
Sostén la sal: Lava tus manos y sécatelas. Luego, toma un puñado (una cucharada sopera y media) de sal gruesa marina (debe ser de este tipo), y colócalo en la palma de una de tus manos. Aprieta ligeramente sin hacerte daño.
Respira profundamente: Cierra los ojos y toma algunas respiraciones profundas y lentas. Concédele a esta práctica tu plena atención.
Explora la sensación: Experimenta la textura de la sal en tu mano. Observa cómo se siente, cómo cambia la temperatura de tu piel y cómo se amolda a la forma de tu palma.
Medita o reflexiona: Durante este tiempo, puedes meditar, reflexionar sobre tus pensamientos o simplemente disfrutar del momento. La clave es estar presente y consciente.
Finaliza con gratitud: Cuando te sientas relajado y renovado, agradece el tiempo que te has dado a ti mismo y a esta práctica. Lava tus manos para eliminar la sal y conéctate con la sensación de ligereza y bienestar.
Nota: esa sal se desecha directamente bajo el agua corriente. No debe reutilizarse.
Es una técnica simple, pero poderosa.
Antes de que comentes nada, te ruego que lo pongas en práctica y después si te apetece, me encantaría leer tu experiencia si me dejas el comentario justo aquí debajo.
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