Pues bien, a mi, como a todos también me cuesta muchísimo a veces pero, como muchas cosas en la vida, a veces la solución está en concienciarte de hacerlo conociendo lo que te pasaría si no lo haces y, como segunda parte, convertirlo en rutina.
Primer paso: poniéndonos en lo peor, ¿Qué le puede pasar a tu rostro si te vas a dormir de forma continuada sin desmaquillarte?
La piel se vuelve más seca, tirante y pierde la suavidad. El color se apaga y se vuelve de un tono grisáceo.
Los poros se dilatan y se llenan de suciedad, convirtiéndose en puntos negros.
Aplicar capa sobre capa de maquillaje acaba por estropear las capas que se encuentran en contacto con la piel, irritándola y dando lugar a posibles alergias.
Esta acumulación de suciedad también hace que surjan rojeces, granitos o quistes blanquecinos.
La piel empieza a desquebrajarse, volviéndose tan áspera que el maquillaje no es capaz de adherirse y por tanto, no queda uniforme.
Se acentúan arrugas y surcos debidos a la falta de hidratación y de limpieza.
Las capas y capas de maquillaje evitan que la piel respire como es debido, de modo que el oxígeno no llega a las últimas capas de la piel imposibilitando la regeneración de las células y ocasionando un envejecimiento prematuro.
Por otro lado, si tampoco te desmaquillas los ojos, además de ocasionar infecciones esporádicas, esta falta de higiene también afecta a las pestañas debilitándolas hasta el punto de volverlas quebradizas e incluso de sufrir la caída de muchas de ellas.
¿A que ya se te van quitando las ganas de irte a la cama sin desmaquillar? Pues este es el primer paso. Ya verás cómo se va convirtiendo en rutina y la salud de la piel de tu rostro mejora.
**Truquito para noches piripis o muuuuy cansadas**
¡Opción de emergencias! Ten siempre a mano un pack de toallitas desmaquillantes, guardado en un cajón de la mesita de noche, de manera que sólo tendrás que estirar el brazo y limpiarte la cara en menos de 2 minutos incluso mientras estás tumbada