Toda limpieza de cutis tiene como objetivo eliminar las células muertas y las impurezas de la piel para dejar el rostro inmaculado, terso, suave y lleno de belleza y luminosidad.
A la hora de someterte a una limpieza de cutis, puedes acudir a un centro de estética para ponerte en manos de profesionales o, si lo prefieres, llevarla a cabo en tu propio hogar. ¿Los pasos a seguir para realizarla a la perfección? ¡Aquí los tienes!
Paso 1: limpieza
Empieza retirando el pelo de la cara con un turbante o diadema y eliminando toda la suciedad y los restos de maquillaje que se hayan acumulado en tu rostro.
Para ello, puedes usar una leche limpiadora, un jabón o un gel acorde a tu tipo de piel o, si lo prefieres, optar por los remedios naturales y usar un desmaquillante casero de leche.
Extiende el producto sobre el rostro con un suave masaje ascendente y retíralo con agua o con un disco de algodón dependiendo del tipo de cosmético que hayas elegido.
Paso 2: exfoliación
Ahora que ya tienes la piel limpia, vamos a retirar las células muertas. Para ello, deberás utilizar un exfoliante, un producto de belleza algo rasposo al tacto que deja la piel suave y libre de impurezas.
A la hora de aplicarlo, mójate un poco los dedos, coloca el exfoliante sobre ellos y úsalo para masajear el cutis evitando el contorno de los ojos y de los labios, ambos muy delicados.
Céntrate en la nariz, la barbilla y la frente, que son las zonas en las que se suele acumular un mayor número de puntos negros.
Finalmente, acláralo con abundante agua y sécate la cara con suavidad.
Paso 3: vapor
El vapor es fundamental en toda limpieza de cutis debido a que abre los poros al máximo y facilita la extracción de granos y puntos negros.
Si no dispones de un vaporizador, pon a calentar un litro de agua en una olla. Cuando hierva, retírala del fuego, coloca el rostro sobre ella con mucho cuidado para no quemarte y cúbrete la cabeza con una toalla.
Pasarás calor, desde luego, pero si permaneces así durante unos diez minutos la limpieza de cutis será perfecta.
Si, además, le añades unas gotitas de aceite de lavanda al agua, te beneficiarás de todas las propiedades relajantes de este ingrediente natural.
Paso 4: extracción
¡Ha llegado el momento de acabar con las impurezas! Así que continúa con esta limpieza de cutis cubriendo tus dedos con pañuelos de papel para no infectar la piel y ejerce una ligera presión sobre los granos y puntos negros para extraerlos.
Si ves que no salen, no insistas demasiado o acabarás llenado tu cutis de antiestéticas marcas.
Paso 5: mascarilla
Ahora que ya has retirado todas las impurezas de tu rostro y que los poros están abiertos, llega el momento de extender una mascarilla. Decántate por una que cubra las necesidades de tu piel.
Si, por ejemplo, tienes el cutis seco, las mascarillas hidratantes serán tus grandes aliadas, mientras que las iluminadoras son perfectas para llenar el rostro de vitalidad. ¡Tú eliges!
Extiende el producto por la piel evitando, de nuevo, el contorno de ojos y labios y deja que repose durante unos diez o quince minutos para, finalmente, aclararlo con abundante agua tibia.
Paso 6: tonificación
¡Ya casi hemos terminado con la limpieza de cutis! Ahora toca cerrar los poros con un tónico. Coloca una pequeña cantidad de producto sobre un disco de algodón y extiéndelo por la cara con suaves toques.
Paso 7: hidratación
Para dar por finalizado este tratamiento de belleza, deberás aplicar una crema hidratante sobre el rostro cuando el tónico se haya secado. Hazlo con un suave masaje ascendente para evitar la aparición de flacidez y conseguir que penetre bien en la piel.
¡Y recuerda que las pieles grasas también deben hidratarse haciendo uso de una crema específica para este tipo de dermis!
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