El flushing es un enrojecimiento de la cara, transitorio o permanente, que causa una gran incomodidad personal, laboral y social a quien lo padece. Una nueva sustancia, la bromonidina, y técnicas como el láser o la luz pulsada, controlan que "nos pongamos rojos".
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Se produce por una vasodilatación de la circulación facial, en personas predispuestas genéticamente. Esta vasodilatación puede ser espontánea, sin motivo aparente, o, como ocurre en la mayoría de casos, ocurrir en respuesta a diversos estímulos: calor/ frio, exposición solar, fiebre, omidas copiosas, calientes o picantes, menopausia, alcohol, emociones, tratamiento con ciertos fármacos. El flushing también es propio de ciertas enfermedades, la mas frecuente la rosácea.
La Dra. Montserrat Salleras, Jefa Dermatología Hospital Sagrado Corazón de Barcelona y miembro de la AEDV, nos cuenta cómo tratarla.
El tratamiento cosmético es el “camuflaje", con cremas de tonalidades verdosas y maquillajes cubrientes. Existen también descongestivos tópicos, que son refrescantes, pero hasta la llegada de la novedosa brimonidina, no existía tratamiento tópico realmente eficaz.
La brimonidina es un medicamento que cierra los vasos sanguíneos (agonista alfa adrenergico), que, aplicado por la mañana en crema, evita el enrojecimiento durante aproximadamente 12 h. Actúa a los 30 minutos de aplicación, y no tiene efectos secundarios de relevancia, ni efecto rebote. Llagará a España el próximo año.
Fármacos orales: hasta la fecha, han obtenido discreto beneficio.
Cosméticos: Una persona con flushing debe evitar todos los cosméticos agresivos, que son los que llevan ácidos, como el glicólico o el retinoico, peelings o exfoliantes.
Técnicas estéticas. Es eficaz el tratamiento con láser o luz pulsada, que con varias sesiones mejoran mucho la evolución del proceso y cierran los vasos sanguíneos faciales de forma permanente. De ambas técnicas se requiere una sesión mensual durante 3-4 meses; el precio suele rondar los 300-400 ??? por sesión y la piel queda enrojecida 48-72 h, aunque se puede maquillar y, sobretodo proteger del sol: es por ello que se recomienda seguir estos procedimientos en invierno.
El dermatólogo es el especialista idóneo para realizar el diagnóstico y decidir el tratamiento tópico, oral o laser.