Es un tratamiento preventivo de día, entre cuyas funciones se encuentra la de corregir imperfecciones, unificar el tono, evitar la aparición de manchas nuevas y se supone que actúa al nivel del ADN (aunque esto último no estoy del todo segura de hasta qué punto puede hacerlo un cosmético).
Además, tiene SPF 20, ya que el sol es el factor que más envejece la piel. Como curiosidad, comentaros que una amiga de mi tía es monja de clausura y como no sale, tiene el cutis sin una arruga ni una mancha, como de porcelana.
Se trata además de una textura que se absorbe rápidamente, que no deja brillos y que tiene efecto matificante. Tiene un ligero olor como a crema solar, pero la verdad es que se pasa en unos minutos. Yo sí he notado que al principio deja algo de brillo, pero desaparece en cuanto la piel lo absorbe, sin dejar sensación grasa.
En general, desde que la uso, el tono de la piel ha mejorado, aparte de que me gusta la protección solar. Naturalmente, al tener SPF 20, que es una protección tirando a alta, protege de las manchas. Pero no tiene efectos despigmentantes. Es decir, no he notado que actúe sobre las manchas ya existentes.
En cuanto a textura, me gusta, aunque hay otros productos de la marca, como la crema con textura gel, que creo que tienen un tacto más idóneo para pieles mixtas y grasas. En todo caso, los brillos duran un par de minutos, como he dicho.
El precio ronda los 30 euros el envase de 30 ml. Si miráis por Internet, podéis encontrar una gama de precios que van desde los 23 a los 29 euros, todo es cuestión de buscar.
A mi me ha parecido un producto adecuado para el otoño o el invierno, porque en verano es necesaria una protección más alta y porque tal vez los brillitos tarden algo más en desaparecer.