Venga, que no me enrollo más... ¡vamos a verlo!
Vamos a empezar, antes de nada, por la información más objetiva: los esmaltes para estampar. Como os comentaba arriba, elegí dos colores: blanco y negro. Para qué nos vamos a engañar: quería reponer básicos. ¡Y ya está! Pero también quería salirme de los grandes clásicos de la estampación. Casi siempre he probado con Konad y en general estoy contentísima pero... creo que el precio se va una gotita de las manos.
En este enlace tenéis un surtido de todos los esmaltes en todos los colores. Los datos más técnicos:
Contiene 15 ml.
El pincel es cortito y manejable, para coger la cantidad justa de esmalte.
El esmalte es muy espeso, lo necesario para poder estampar con nitidez. Y fin, ya no puedo decir nada más objetivo sobre los esmaltes. ¡Vamos a las impresiones!
Para empezar, estos esmaltes no tienen etiqueta de ningún tipo. Es decir: ni idea de cuál es su composición. Vale que vienen de China, y vale que yo no soy súuuper exigente con la formulación de los esmaltes. ¡Pero me gusta que me digan las cosas claras! Además, también me gusta conocer la caducidad de los esmaltes, que en algún momento de su existencia se pondrán pochos...
Pero en fin, dentro de lo que cabe, son males menores. ¡Aunque el esmalte cuesta 10,99 USD! Se me había pasado por alto ese detalle: al escogerlos para la colaboración, lógicamente no le di mucha importancia al precio. Pero claro, visto lo visto, no sé si le recomendaría a alguien comprarlos porque el precio es una locura.
¡Y por último, la perla! El esmalte blanco me fue genial, el diseño cogió fenomenal sobre la uña maquillada en negro...
Pero el esmalte negro...
¡Una auténtica guarrería!
La placa de estampación me quedó muy sucia, tanto la parte del dibujo como el plastiquito protector. Os prometo que hice lo imposible por limpiarlo, ¡y así se ha quedado! Además, menudo disgusto, porque esta placa me la regaló mi bonita Alicia (Nailactica) como despedida porque me venía a Miami. Y mirad lo fea que se ha quedado.
Por otro lado, sabéis que es normal que, cuando estampamos, nos manchemos algún dedo, la mano... (por eso es importante proteger la superficie de trabajo con papel sucio, una servilleta de papel...). Y, para no variar, tampoco pude limpiarme las manos en condiciones.
Y como veis en la imagen superior, encima el esmalte se me corrió. ¡No lo puedo odiar más! ¿Os podéis creer que lo dejé secar mil años? ¡Y aún así mirad qué porra! Lo sé, no es una locura, no se nota mucho... Pero imaginad: la placa súper sucia, las manos con manchurrones negros... y después de todo, el diseño medio corrido.
En resumen:
El esmalte blanco estupendo y fantástico. Pero el esmalte negro... ¡ni se os ocurra comprarlo! Además, dado el precio que tienen, os recomiendo mil veces más comprar la línea de Ya Qin An (también a la venta en BPS) y que os enseñé en este artículo. Cuestan casi la mitad y viene más cantidad de producto. ¡Yo ni me lo pensaba!
Me muero de ganas por saber si soy la única a la que le ha salido rana este esmalte de Born Pretty Store.
¿Alguna lo conoce? ¡Os leo en los comentarios!