Cualquier tipo de piel (seca, normal, mixta o grasa) puede sufrir una pérdida temporal de agua (¿leíste el artículo 5 dichos falsos que te deshidratarán sin remedio este invierno?). El sol, el viento, el frío … pueden deshidratarte. ¿Qué tú eres de ciudad? También la contaminación o el aire acondicionado puede hacerlo. Incluso una higiene excesiva o el uso de jabones inadecuados pueden hacer que tu piel parezca papel de lija. La mayoría de estas causas externas se corrigen fácilmente con una buena rutina de hidratación.
Pero una gran parte de la población sufre sequedad por factores que no puede evitar, como cumplir años o la predisposición genética. Por ejemplo, si tienes la piel seca, puedes sufrir la misma deshidratación temporal que cualquier otro tipo de piel, pero lo más habitual es que la baja actividad de tus glándulas sebáceas tengan loca a tu barrera, y la sensación de tirantez sea lo normal (para tu curiosidad, es lo que se conoce como piel seca alipídica). Por lo tanto, en estos casos no solo necesitas ingredientes que fijen el agua de tu piel, sino otras fórmulas que además le aporten lípidos y restauren su equilibrio.
Dado que las causas que pueden provocar deficiencias en la barrera protectora son variadas y pueden combinarse, también es adecuado combinar 3 tipos de ingredientes activos que aseguren el equilibrio de la piel.
01 | Sustancias humectantes o higroscópicas: captan el agua del ambiente y la fijan en el interior de la capa córnea
02 | Sustancias oclusivas: forman una película o barrera sobre la piel impidiendo la excesiva evaporación de agua
03 |Componente lipídicos o emolientes: restauran la estructura del estrato córneo, manteniendo su función barrera protectora. Suavizan y nutren la piel, devolviéndole su flexibilidad.
Además, el grado de sequedad puede variar desde una ligera descamación hasta grietas o prurito. Esto es importante tenerlo en cuenta ya que si no elegimos la crema más adecuada a nuestra piel y a su estado, podríamos conseguir un efecto contraproducente. Así por ejemplo, en invierno y con climatología adversa, necesitaremos una crema más espesa que forme y restaure el efecto barrera en nuestra piel. Este tipo de cremas suelen ser emulsiones de base oleosa (W/O – water on oil), que forman una película para evitar que el agua se evapore. En verano, por el contrario, será más adecuada una crema ligera que aporte más agua a nuestra piel para contrarrestar la que se evaporará por efecto del calor y el sudor. Aquí, la emulsión más habitual será de base acuosa (O/W – oil on water).
Lo que está claro, es que la hidratante debe hacernos sentir la piel confortable, es decir, una vez aplicada debes notar la piel flexible y suave. Nada de extremos como apreciar que estamos bañados en aceite o que la piel tira incluso más que antes de aplicarla.
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