Si quieres una piel luminosa, sana, clara y libre de imperfecciones una limpieza profunda cada tanto es muy importante. Limpiar el cutis profundamente sirve para mantener la optima salud de la piel.
Antes de cualquier mascarilla, tratamiento o crema es necesario limpiar la piel, la limpieza debe de hacerse parte de la rutina diaria pues todos los días es necesario eliminar las células muertas y cualquier residuo de maquillaje, polvo o basura que este obstruyendo los poros y que no permita respirar a la piel correctamente.
Pero debemos saber que una limpieza rutinaria es muy diferente a una limpieza profunda y en éste artículo te enseñaremos como hacer las dos correctamente.
Limpieza facial rutinaria
Esta limpieza debe de practicarse todos los días dos veces al día, durante la mañana y antes de ir a dormir.
Paso 1. Humedece el rostro y el cuello con agua tibia
Paso 2. Aplica gel limpiador con la ayuda de una esponja o con las manos dando suaves masajes circulares desde el rostro y bajando hasta el cuello, aplicar el gel dando masajes es muy importante, pues esto mejorará la circulación y además retira las células muertas y afloja la suciedad. Si no tienes gel limpiador puedes utilizar miel como si fuera el gel pues ésta contiene propiedades limpiadoras y es un excelente removedor de células muertas.
Paso 3. Después de unos minutos de masajes, retiramos el gel con un abundante de agua fría para evitar que el gel limpiador quede atrapado en los poros y obstruya como cualquier basurita o suciedad.
Paso 4. Una vez bien limpio el rostro colocamos unos cubos de hielo en una bolsa y damos palmaditas en el rostro con la misma, esto servirá para sellar los poros y evitar que la suciedad penetre durante el día (esto se hace solo en la limpieza de la mañana).
Paso 5. A continuación aplica un tónico a base de agua de rosas y tu crema hidratante.
Limpieza facial profunda
Esta limpieza deber ser practicada una vez por semana.
Paso 1. Prepara un exfoliante a base de azúcar morena con aceite de oliva y unas 3 cucharadas de miel.
Paso 2. Coloca un cazo con un litro de agua y colócalo en la estufa, cuando comience a hervir y a emanar vapor, coloca tu rostro por encima del cazo y cubre con una toalla, vaporiza tu rostro durante algunos minutos para abrir lo más posible los poros.
Paso 3. Posteriormente a las vaporizaciones aplica el exfoliante dando suaves masajes con la yema de los dedos teniendo especial cuidado en la zona al rededor de los ojos, pues esta es la mas delicada.
Paso 4. Enjuaga con un gel limpiador y seca dando palmaditas con una toalla suave.
Paso 5. Aplica un tónico y una crema hidratante.
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