Pero… ¿son todas las manchas melasmas?
Manchas hay muchas, pero que tengan relación directa con la exposición solar, sólo hay dos tipos: melasmas y léntigos.
El melasma es un trastorno de la pigmentación de la piel, meramente estético provocado, en parte, por las hormonas femeninas. Por eso es habitual cuando se producen cambios hormonales como en el embarazo (cloasma) o por tomar anticonceptivos orales. Y digo en parte, porque hay nuevos estudios que revelan otros factores como el genético, el uso de algunos fármacos, perfumes y cosméticos fotosensibilizantes o realizar un peeling o depilación antes de la exposición solar, que pueden desencadenar estas manchas. Además, al contrario de lo que podría parecer, son las mujeres de fototipo alto -más morenas- las más propensas a padecerlo. Pero si buscamos un verdadero culpable, ese es el sol, ya que a pesar de los factores arriba descritos, si no hay exposición no hay manchas. Por algo en verano empeora de forma sustancial.
El léntigo solar es debido a una sobreexposición solar a lo largo de años, de ahí que dé la cara a partir de los 40 años, cuando la piel empieza a ser incapaz de curarse a sí misma frente al daño solar. Los candidatos perfectos a sufrirlo son los fototipos más claros, aunque el componente genético siempre es un factor a tener en cuenta. Se parecen a las pecas en apariencia (de hecho, estas se llaman léntigos simples). Sin embargo las pecas son algo más pequeñas, como puntitos, son congénitas y su tono se reduce o desaparece al no exponerse al sol, algo que no ocurre con el léntigo solar.
¿Cómo me las cargo?
Pues depende del tipo de mancha, aunque está claro que al ser de origen solar, lo mejor que puedes hacer es prevenir, y prevenir significa evitar la exposición solar.
Si hablamos de melasma, a veces desaparecen solas si el origen ha sido el aumento de estrógenos y están en la capa más superficial de la piel, por lo que después del parto o si dichos estrógenos se reducen, las manchas podrían hacer lo mismo. Pero si ese no es tu caso, me temo que de momento no existe ningún método que acabe con ellas de forma contundente. Sólo puedes rebajar su tono y controlar la hiperproducción de melanina para evitar nuevas manchas, pero sin ser demasiado agresivo o rebotará con mucha fuerza. Y eso sí, haciendo uso de la paciencia y la constancia, pues desaparecer, lo que se dice desaparecer, solo desaparecen en el 10% de los casos.
Generalmente lo que mejor funciona en el melasma, suelen ser los despigmentantes tópicos – ¡ojo! muchos con efectos secundarios como irritaciones de la piel– combinados con exfoliantes y antioxidantes, con el objetivo de lograr sinergias y minimizar dichos efectos secundarios. Como despigmentantes efectivos la hidroquinona (medicamento) es la reina del baile. Otros inhibidores de la tirosinasa (la enzima de la pigmentación clave para la producción de melanina) son el ácido fítico, kójico, ascórbico, azelaico o el B-resorcinol. Como sinergizantes destacan los AHAs (ácido láctico y glicólico), Retinoides y Vitamina E.
En consulta puedes optar por peelings químicos, laserterapia o luz intensa pulsada, aunque estos procedimientos, además de costosos e invasivos, suelen ser bastante agresivos con la piel y pueden desencadenar en una hiperpigmentación postinflamatoria, por lo que si optas por ellos, hazlo con precaución y en centros especializados.
El léntigo solar por el contrario no desaparece solo ni con cosméticos, por lo que precisa un tratamiento médico si deseas eliminarlo. De momento el láser funciona especialmente bien en los léntigos oscuros, aunque también puede aplicarse la congelación mediante crioterapia. Dos o tres sesiones con tu dermatólogo y tema zanjado.
¿Es obligatorio ser constante con el despigmentante?
Es más que obligatorio. Para obtener resultados, el despigmentante no es de esos productos que aplicas cuando te acuerdas, sino que debes seguir una rutina diaria y constante para ver resultados. No desfallezcas a la primera de cambio. Estos consejos te ayudarán a potenciar sus efectos.
1. Mantén la piel cuidada y sana. Para ello necesitas a diario limpieza, hidratación y nutrición.
2. Exfolia periódicamente. Cada semana o cada 15 días según tu tipo de piel, evitando productos agresivos.
3. Usa hidratante con SPF15. A partir de los 35-40, sube el SPF o mejor aún, opta por formulaciones específicas antimanchas.
4. Evita la exposición prolongada al sol. Y siempre, pero siempre, usa fotoprotector (además de gafas de sol y sombrero al estilo Hollywood Star). Aplícalo 20 min antes de salir de casa y no olvides reaplicarlo cada 2 horas.
5. Camufla las manchas. Usa productos específicamente formulados para disimular ópticamente las imperfecciones. ¿Debo preocuparme por mis manchas?
Ni los melasmas ni los léntigos solares son malignos, solo son un problema estético y habitualmente no precisan atención médica, excepto si quieres borrarlos de la faz de tu cara. Sin embargo, si no estás segura del origen de tus manchas (y si lo estás también), te aconsejamos acudir a la consulta de un dermatólogo (tu mejor amigo), que determinará mediante exploración clínica y dermatoscópica, si es un problema estético o puede ser una lesión maligna.
Ante cualquier sospecha de que la mancha ha cambiado de tamaño, color o apariencia, debes acudir INMEDIATAMENTE . A veces puede tratarse de que un léntigo se ha inflamado y puede causar queratosis seborréica (algo no peligroso en sí), pero otras veces podríamos estar ante un cáncer de piel, que detectado a tiempo suele tener porcentajes muy elevados de curación, pasando siempre, eso sí, por la cirugía.
Si una mancha cumple el ABCDE (Asimetría, Borde irregular, varios Colores, Diámetro grande y Evolución), debes visitar a tu amigo (el derma)
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PHOTOS: pinterest