Los aplicadores de bases más conocidos son los pinceles lengua de gato. Consiste en una brocha plana y suave que se usa para extender bien el maquillaje sin dejar ni marcas ni cortes, evitando así el temido efecto mascara.
Las brochas lenguas de gato son muy útiles para llegar a puntos del rostro que se suelen quedar sin cubrir con las esponjas tipo blender porque son de más difícil acceso como aletas de la nariz. En esta zona suelen aparecer indeseadas rojeces que querrás corregir y camuflar.
Otras zonas estratégicas donde esta brocha tipo lengua te resultará imprescindible son las indeseadas arrugas que aparecen entre los mofletes y en la parte superior del labio. Con una buena base de maquillaje y una brocha facial de calidad puedes conseguir el efecto óptico de “borrar” estas líneas de expresión.
♦ Pero ten cuidado con no sobrecargar, porque si la piel de tu rostro es seca y utilizas un makeup de alta cobertura como dermacol, con el paso de las horas es posible que se cuartee y te marque más los pliegues que naturalmente se forma al hablar y gesticular.
En estos casos es más recomendable elegir una base para maquillarse con acabado hidratante, luminoso o glowy.
No se utilizan de forma exclusiva para aplicar polvos sueltos y compactos sino que muchas maquilladoras profesionales la utilizar para difuminar los bronceadores, coloretes, polvos de sol e iluminadores.
Aunque en realidad, las brochas kabuki son específicamente diseñadas para distribuir adecuadamente el maquillaje en polvo por la cara sin pegotes ni acumulaciones excesivas.
Con un buen cepillo kabuki, los polvos minerales se dispersan mucho mejor y no se concretan en una zona.
Este tipo de pinceles para polvos compactos tienen forma cónica, cerdas de nailon y no se deforman al utilizarlas. Son suaves y precisas porque al aplicar los polvos minerales el pigmento se queda concentrado en una zona.