Os hablo de La Parafina.
Es un producto derivado del petróleo. Se utiliza igualmente para fabricar velas, como en la industria alimentaria (papel o goma de chicle), en la cosmética como tratamiento y como ingrediente activo en algunas cremas.
Su poder hidrante, reductor o calmante en el área de la fisioterapia, lo hacen un elemento multiusos.
Su uso está muy extendido, en tratamiento de pies y manos es de sobra conocido, aunque también me gustaría recomendarlo como tratamiento facial.
La mejor época para utilizarlo es en los cambios de temperatura, donde la piel pierde aporte de agua, y como hemos dicho, es un agente hidratante estupendo, muy indicado para esas pieles castigadas.
La propiedad más valorada de la parafina en estética, es la acción hidrante, ya que ayuda a que el agua no se evapore y permanezca en sus capas, de esta forma el rostro se ve rejuvenecido.
Muy indicada para pieles deshidratadas, con problemas de sequedad, descamación o falta de elasticidad.
Al aplicarla sobre la piel, mantiene la hidratación, ayuda a la eliminación de toxinas, activa el flujo sanguíneo y actúa como aislante térmico. La Parafina es un tratamiento ideal para personas con problemas de artrosis, reuma, y dolencias oseas.
Como podéis ver, una verdadera joya, que una vez más, la naturaleza pone a nuestro alcance. En las limpiezas faciales, me gusta utilizarla en caliente como tratamiento intensivo de deshidratación, al que lo acompaño con un aporte extra de vitaminas.
El resultado es inmediato, la piel se ve mas hidratada, tersa, y con una luz especial.
La parafina fría, posee las mismas propiedades, la diferencia, es que la aplicación es directamente sobre la piel, y se cubre con un osmótico para activar la acción vasodilatadora, pasados unos minutos se retira con una esponja humeda.
Espero os haya resultado interesante, y os aconsejo que lo probéis en alguna ocasión, os encantará!!!
Un saludo y hasta pronto!!!!