Y es que el olor tiene un efecto sorprendente en nuestro cerebro, y consecuentemente en nuestra conducta. Los olores inciden en nuestra memoria más que la vista o el oído. Pueden enamorarnos de un sitio, o provocar un absoluto rechazo.
Hoy en día las fragancias, perfumes y los ambientadores están al alcance de todos. Cualquiera puede disfrutar de los ambientadores en diversos formatos y aromas, pudiendo aprovechar los beneficios asociados a la estimulación olfativa. El uso de un ambientador en nuestro hogar, además de mejorar el olor de nuestra vivienda, nos ayudan a favorecer la relajación, incidiendo en nuestro estado de ánimo.
Así, los aromas suaves florales favorecen el descanso, por lo que se recomiendan en espacios destinados para tal fin, como los dormitorios. En el caso de aromas más potentes se indican para habitaciones con más vida y actividad, como las salas de estar, de modo que podamos sacar partido de esa potencia aromática. En el caso de los ambientadores frutales y cítricos, se recomiendan para espacios donde sea necesario combatir el estrés y la tristeza
No obstante, independientemente de las recomendaciones, los olores son íntimos y personales, por lo que es fundamental que antes de decantarnos por uno u otro pensemos en el espacio al que va a destinarse pero también simplemente si el olor del ambientador nos gusta.
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