¡Hola! En la entrada de hoy os voy a hablar sobre un producto de belleza que me encanta y que no puede faltarme en el armario del baño, y es la arcilla, ya sea roja, verde o blanca, y es que tiene muchísimas propiedades beneficiosas para la piel que yo he notado con su uso.
Tiene propiedades limpiadoras, antibacterianas, cicatrizantes, exfoliantes y astringentes entre otras, por lo que tiene diferentes usos para nuestro cutis. Para piel grasa o mixta, como es mi caso, es esencial, ya que la limpia en profundidad, absorbe el sebo al secarse, ayuda a cicatrizar las pequeñas heridas del acné, reduce la infección, inflamación y reduce el tamaño de los poros además de prevenir la aparición de granitos. Yo he notado que al aplicarla sobre algún granito, se me seca antes, incluso al día siguiente de haberla utilizado y me deja una piel muy suave y matificada.
Para realizar mascarillas, es tan sencillo como mezclarla con agua, aunque también la podemos combinar con aceites esenciales, realizando mascarillas al gusto que se adapten a las necesidades de cada piel, y eso me encanta, me siento como en un laboratorio. A la hora de trabajarla es recomendable no utilizar recipientes ni cucharas de metal ya que pueden dejar residuos, pero la verdad que alguna vez he utilizado cucharas de metal, y me ha seguido funcionando. Una vez aplicada dejamos actuar unos 15 minutos o hasta que aguantes la sensación de tirantez que se va creando según transcurre el tiempo y se seca.
Os dejo el enlace a una mascarilla de arcilla verde y miel ;-)
¿Qué os ha parecido? Muuuuuak!!