Maltratamos nuestro cuerpo cuando comemos y volvemos a maltratarlo cuando dejamos de comer. A quien deberíamos poner a dieta (de malas decisiones) es a nuestro cerebro.
O puede que lo que le pase es que el pobre está seco porque solo damos importancia a qué comemos y nos olvidamos de qué bebemos. A ver ¿sabes cuánta agua debes beber al día y por qué? Si no lo tienes muy claro, aquí van unas verdades y mentiras sobre el tema:
Si eres de las que sabías al menos 5 de los 7 puntos, la pregunta para ti es ¿y lo cumples?. Seguro (porque de otra manera no me estarías leyendo) que tu respuesta tarda en llegar y al final musitas un … bueno … es que…a veces … lo intento. Y es que por muchas veces que lo pensemos, leamos y aprendamos, pocas veces lo cumplimos. Me pregunto por qué a unos cuantos nos cuesta tanto beber un líquido que algún alma definió como insípida, inodora e incolora. ¿Bebes lo necesario cada día para estar bien hidratada? ¿Nooooo??? ¿Por qué? ¿Cuál de estos motivos es el tuyo?
1. Desconocías los beneficios de ingerir líquidos.
Bueno, eso, afortunadamente, ya lo hemos solucionado. Aunque por si acaso, mejor vuelve a leer una segunda vez el por qué es necesario hidratarse con regularidad.
2. Se me olvida beber agua
Con la edad, perdemos capacidad para reconocer las señales que nos llegan de sensación de sed ante un déficit hídrico. Así que adelántate, y no esperes dicha señal, o puedes ser una pasa antes de que llegue.
¿Qué cómo lo haces? ¿Conoces un invento que se llama Post-it? Puedes colocarlos en los sitios más estratégicos de la casa o el trabajo para que de vez en cuando te encuentres con ellos. Si te los escribe otra persona, a lo mejor hasta te diviertes buscándolos y leyendo mensajes molones. O, sabiendo que cada dos horas deberías ingerir unos 200ml de líquido (un vaso, vamos), puedes ponerte una alarma en tu smartphone que seguro que no te despegas de él. Al igual que planificas tus alimentos, puedes hacerlo con tus líquidos. Y si por ejemplo vas de cañas, sustituye al menos una o dos por una botellita de agua. Tu cerebro te lo agradecerá y tu vestido con cremallera inquisidora también.
3. No quiero interrumpir mi actividad para ir al baño cada dos por tres
Pues vaya! Sabía lo de no beber porque estás de excursión y no sabes cuando pillarás un baño, o si estás en clase y no quieres salir en medio de ella, pero no lo contrario. Debe ser una actividad muy divertida para no querer interrumpirla, pero piensa que siempre nos viene bien un descanso, y más si estás sentada al ordenador. Estirar las piernas y de paso asegurarte que tu pipí sea lo más clarito posible (cuanto más chocolate más deshidratada estás) serán alicientes suficientes para visitar el baño con frecuencia.
4. No me gusta el agua
El que afirmó que el agua es insípida no bebía del grifo, ¡seguro! Pero hay soluciones, solo tienes que empezar a hacer una cata de aguas y descubrir cual sabe a gloria. La que te muestro abajo no lo sé, pero aunque sólo sea por su envase y consejos, parece difícil no beberla.
Aún así, igual que buscamos variedad en nuestra dieta, también podemos hacerlo en nuestra ingesta de líquidos. El agua no tiene rival, pero muchas de las bebidas que consumimos habitualmente como zumos, leche, refrescos, café o té son en más de un 85% agua.
Si necesitas variedad para hidratarte, no lo dudes. Mejor eso que no beber nada. Ahora sólo te queda decidir con qué caldos vas a regar tu paladar. En EuropeanHydratationInstitute puedes ver el contenido de agua de diferentes bebidas y alimentos, para que conozcas todas las posibilidades.
Después de leerlo, seguro que estás pensando que como la cerveza tiene tanta agua, pues que mejor vas a pintas y así bebes los 2 litros en 2 horas si hace falta. ¡Ja! Te recuerdo, por si la letra era pequeña en la infografía, que el alcohol DEShidrata, y nosotros intentamos hidratar. Y para rizar el rizo tampoco elijas bebidas azucaradas, pues me temo que si no te ciñes al plan insípido-incoloro-y-SIN-calorías, tendremos un problemón porque hidratada vas a quedar, pero los michelines que vas a añadir no te van a gustar.
Resumiendo, como primera recomendación la cosa está clara, bebe AGUA, pero como entiendo que quieres sabor de vez en cuando, aquí van mis segundas recomendaciones (y no necesariamente en el orden que aparecen):
ZUMOS NATURALES, de esos que haces tu misma, sin añadir azúcar ni nada que se le parezca. La naranja o cualquier otra fruta ya tiene azúcar suficiente para entrar en vena sin intermediarios. Si lo compras, asegúrate que en el envase ponga ZUMO de forma expresa. Si no, déjalo en su estante para otra que no haya leído mi post.
BEBIDAS REFRESCANTES, sin azúcar, por supuesto. Afortunadamente, existen versiones ZERO de casi todo, y mientras no nos quiten los edulcorantes, se pueden beber, aunque como todo, la moderación se impone.
INFUSIONES, como la manzanilla, poleo, etc. o el clásico té o café. Todos se hacen con agua, por lo que podemos desayunar a gusto. Además, de paso, cuidaremos de alguna que otra dolencia.
AGUAS SABORIZADAS, es decir, agua a la que hemos añadido ingredientes (sanos) que aporten sabor, y por qué no decirlo, alguna que otra vitamina, minerales y antioxidantes. Y me repito, lo sé, pero si no añades azúcar, pueden ser los hermanos pequeños del agua. Prueba estas: agua con limón, agua con naranja y agua con fresas.
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