1. Mezclamos en un recipiente una cucharada de miel, otra de cúrcuma y unas gotas de limón si tienes la piel grasa. Si, en cambio, tu piel es seca, mezclaremos miel y cúrcuma con una cucharada de aceite de oliva.
2. Una vez unidos e integrados los ingredientes, aplicamos la mezcla sobre nuestro rostro con una brocha, y dejamos actuar entre 15-20 minutos. ¡Cuidado! Si se deja más tiempo, puede pigmentar la piel.
3. Transcurridos estos minutos, retiramos con agua fría.
¡El resultado te sorprenderá!