Una vez que cambiamos el sol por el tubo fluorescente, el moreno está condenado a desaparecer, aunque podemos retrasar ese momento.
Lo primero es saber que el bronceado aparece porque, ante la exposición solar, los melanocitos liberan melanina que se acumula en la epidermis. Ésta se renueva totalmente cada mes o mes y medio, por lo que en 90 días volvemos a ser los de antes.
Son muchos los factores que provocan que la piel se seque y se pierda el brillo y el bronceado que se consigue durante el verano gracias a la exposición controlada y cuidadosa al sol. Pero si se siguen algunos consejos, se puede intentar evitar la pérdida de este brillo durante el invierno. ¿Pero qué es lo que debemos hacer?
Exfoliación e hidratación: Ponerse cremas es más importante de lo que parece, ya que después del verano la piel se seca más de lo normal. Con una exfoliación se consigue quitar las células muertas y así lucir mejor la piel morena.
Tomar vitamina C: Ayuda a producir hidroxilisina e hidroxiprolina, importantes para la creación de colágeno, sustancia que da firmeza a tu piel. Además, también puede revertir los efectos negativos de la radiación solar. También estimula la creación de colágeno, lo que ayuda en los efectos del paso del tiempo.
Cuidar el hígado: En verano los excesos suelen ser más notables que en el resto del año. Esto puede llevar a una mala eliminación de las toxinas y eso tiene un efecto negativo en la piel.
Movimiento en los intestinos: Es importante tomar fibra y mantener una dieta sana para que los intestinos funcionen con normalidad y no se vuelvan lentos. En este caso, el estreñimiento puede llegar al hígado y como consecuencia, afecta a la piel.
Hacer ejercicio: Es una de las maneras más rápidas de activar la circulación. Andar cada día ayuda a mantener la piel brillante gracias a los nutrientes y al oxígeno.
Comer pescado azul dos veces a la semana: El salmón, la caballa, las sardinas y el atún fresco tienen omega 3, lo que ayuda a lubricar y a aportar flexibilidad a la piel.
Beber agua: Se deben tomar unos cinco o seis vasos diarios. Esta cantidad ayudará a mantener las células de la piel en buen estado y mantenerla su firmeza y elasticidad.
Cuidar las quemaduras: A veces, aunque uno se proteja del sol, puede pasar que acabe quemándose alguna zona de su cuerpo. En ese caso es muy importante aplicarse aloe vera, ya que calma y protege la piel.
Y para alargar el moreno todo el año, una buena opción, que no supone un riesgo para la piel, son los autobronceadores. La única pega es que resecan un poco y que, si no se usan bien, el color no queda uniforme.
Para una correcta aplicación tenemos que dedicarle tiempo, entre 15 y 20 minutos. Tras la ducha, hay que hidratar bien la piel, y después aplicar el autobronceador cuidadosamente para evitar manchas. Esperar a que se seque unos diez minutos antes de vestirse o irse a la cama.
En la cara, si se tienen manchas del sol, se debe evitar la aplicación porque pueden oscurecerse. Y las pieles maduras tienen que utilizar una hidratante antes del autobronceador para que la piel no se reseque.
Fuente: ExpoBeauty
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