1. Define tu tipo de cabello.
En primer lugar debes tener claro qué tipo de cabello tienes y por tanto qué productos y qué peinados te van mejor. Normalmente hablamos de tres tipos de cabello: seco, normal y graso.
Los pelos secos tienden a ser más gruesos y a tener una textura más pronunciada, es decir suelen ser rizados u ondulados. En algunos casos presentan problemas de encrespamiento y suelen ser rebeldes a la hora de peinar.
Los cabellos grasos suelen asociarse con tipos de cabello más finos y con poco volumen, normalmente son más bien lisos. En este caso, el problema en el peinado es conseguir mantener el volumen.
Los cabellos normales son aquellos que no presentan un nivel de grasa anormal, ni por defecto ni por exceso, ni tampoco son en exceso encrespados o lacios. Cuando los peinas suelen mantener la forma bastante bien, sea cual sea.
2. Elige los productos adecuados.
Ahora que conoces tu tipo de cabello, elige el producto que te vaya mejor. Si tienes un pelo seco, las mascarillas serán tus mejores aliadas, así como los productos con base aceitosa. Si por el contrario tienes el pelo más bien graso deberás buscar productos ligeros que no hagan que el pelo pese, y deberás evitar el usar demasiadas capas de productos.
3. Lava pelo con la frecuencia necesaria.
El ritmo de lavado puede variar bastante de una persona a otra, y depende también del modo de vida de cada uno (si por ejemplo vas al gimnasio o la piscina). Como regla general, y en especial para los cabellos secos, recuerda que los aceites presentes de manera natural en el cuero cabelludo pueden ser más beneficiosos de lo que piensas, y un lavado excesivo del cabello puede llegar a perjudicarlo.
4. Limita el uso de herramientas de calor.
En cuanto al calor, lo ideal sería usar la mínima cantidad de herramientas posible, pero si no puedes vivir sin tu secador o tus planchas, te recomiendo que uses productos protectores del calor. No suelen aportar peso al pelo y te ayudarán a minimizar los daños del calor de tus aparatos.
5. No te pases con los químicos.
No podemos olvidarnos tampoco de otros factores que dañan tu cabello, como los tintes y decoloraciones, el agua del mar o de la piscina. Para el primero de los casos recuerda que lo mejor es teñir tu cabello con el mayor intervalo de tiempo posible, y en cuanto al daño ocasionado por el agua del mar o de la piscina, lo mejor que puedes hacer es aclarar bien tu cabello en cuanto llegues a casa. Por suerte estos factores son temporales y si haces una pequeña cura de recuperación al final del verano, no habrá mayor problema.
Siguiendo estos consejitos conseguirás que tu pelo luzca siempre perfecto.