Estamos ante el inicio del desarrollo de una nueva medicina preventiva en la que mediante modificaciones a nivel estético podemos retrasar nuestro envejecimiento facial. Se trata de actuar antes de que se inicie el proceso.En la consulta se realizan muchos tratamientos en pacientes jóvenes y ya en esta primera consulta, podemos identificar quiénes van a tener un envejecimiento más acelerado.
¿Por qué no prevenir estas situaciones?
La frase “pero si yo no necesito porque soy jóven” es muy repetida,y claro que es verdad, pero aún en las personas que no han empezado el envejecimiento hay factores faciales que lo puede acelerar. Nos referimos principalmente a condiciones faciales genéticas y ambientales o de estilo de vida. Además del cuidado frente al sol y al frío, podemos trabajar nuestras células de la piel con cremas específicas que sí producen un cambio en la estructura de nuestra piel.Principalmente estamos planteando el uso de cremas con alta hidroxiácidos y su combinación con el ácido retinoico y por supuesto la protección solar y la exposición al sol con unas pautas saludables. Científicamente demostrado se produce un cambio en la arquitectura de la piel, con más células vivas, más control de la secreción sebácea y también, más control sobre las células que producen las manchas. Estas acciones a la larga es uno de los mejores métodos de prevención del envejecimiento cutáneo.
Flacidez Facial
El otro pilar que podemos trabajar es la flacidez facial. En nuestros pacientes más jóvenes observamos la conformación facial a nivel de tejidos blandos y a nivel óseo. Podemos valorar cómo ha envejecido su padre o su madre y tener una guía muy directa del camino a seguir en prevención. Detectamos causas de flacidez por la distribución ósea principalmente en dos puntos:La falta de desarrollo del hueso malar o falta de pómulos, cara con poco volumen superior
La falta de proyección del mentón o mandíbula.
En ambas situaciones el proceso de falta de volumen facial genético y acompañados del inicio de flacidez genera muchas consultas en la década de los treinta en las cuales los paciente preguntan: “¿Qué puedo hacer con el inicio de bolsas de los ojos? Es que es de familia todos tenemos bolsas” o también ”toda mi familia tiende a retener grasa en la papada”
Estos dos ejemplos son los más representativos en los cuales una prevención del envejecimiento puede retrasar o incluso cambiar cómo será la evolución facial.
¿Cuáles son los tratamientos?
En ambos casos son principalmente dos:Una opción no quirúrgica con el trabajo de rellenos faciales que cimientan la cara o tratamientos con tóxina botulínica. No el relleno fino para arruguitas, sino otro más profundo, cerca del hueso que genera estructura facial completa. Y podemos generar un soporte facial que va a tensar las zonas más deficitarias pómulos y mentón, retrasando la aparición de bolsas o papada.
Y por otro lado podemos recurrir a parte quirúrgica con los resultados más a largo plazo, naturales porque no buscamos un realce exagerado, si no justo lo que falta a nivel óseo para que no se acelere el envejecimiento facial.
La pauta de cambio en los tejidos blandos que podemos ver en los padres nos marca la línea para prevenir y establecer el punto en el cual hay que empezar con rellenos preventivos faciales o con el el uso preventivo de toxina botulínica. Recordar que no estamos tratando el problema sino una prevención y hay que hacerlo antes de que el problema parezca.
Es un concepto de cirugía y medicina estética preventiva que cada vez se demanda más y es más efectivo en el retraso del envejecimiento facial.