Llevo trabajando más de 6 meses cara al público, y aunque ya tenía experiencia de anteriormente ahora es cuando realmente me he dado cuenta que conoces a gente, gente de todo tipo.
Cada día pasan varias caras, unas que se repiten y otras no tanto pero la acitud es lo que nos diferencia a unos de otros. He concocido clientes pesados, otros más, otros menos, listillos, cara duras y cada uno lo pongo mi sonrisa aunque a muchos no los soporte.
A todos los ayudo en lo máximo posible, me gasto mis fuerzas en satisfacerles lo mejor posible ( mi espalda y piernas bien lo saben).Quiero que crean en el establecimiento, en la marca pero no hay ninguno que te lo agradezca. Todo lo contrario.
Menos mal que entre tanta variedad de personas están algunas agradecidas, y las que te dan ese aire de renovación para continuar. Muchos/as no se quedan como clientes pero no paran de darte las gracias por explicarles y atenderles tan bien, o repetir que eso me diferencia de la competencia.
Otros siempre tienen un saludo amable desde la puerta, o incluso donde te vean.
De todos, y por lo que hago este post (aunque no me lean) son tres señoras adorables. Hace unos meses, una de ellas llegó con un pequeño y a la vez un gran regalo de agradecimiento (mi inicial); por hacer por ella lo que ninguna antes le dijo, ser sincera. Otra hace unos días, me regalo un libro dedicado por enseñarla a usar WhatsAap y me recordó que valgo muchísimo. La última es una señora que pasó ayer, simplemente me dijo desde la puerta "Te reconocí en la tele, una fiesta que fuiste. Estabas espectacular. Me encantó tu traje rojo. Qué sigas bien! (pues oye, me sacó una sonrisa y me gustó que se acordara de mí diciendo ese piropo).
Con esto quiero decir que estoy cansada, la "gente" me agota pero hay pequeños detalles que te ayudan a seguir porque sino ya hubiera abandonado. Gracias a todos esos que aprecian mi atención y mi esfuerzo diario. Me gustaría que lo hicieran más, y otros; pero en eso consiste la variedad de gente.