Chinatown
En este barrio de San Francisco se encuentra una de las mayores poblaciones de persona chinas residentes fuera de China. Es un barrio muy pintoresco, que merece la pena visitar, aunque sea solo por ver sus calles con fachadas decoradas y repletas de farolillos.
En la mayoría de las guías turísticas convencionales que consultamos para realizar nuestro viaje, recomendaban que comenzáramos la ruta de Chinatown desde la puerta del barrio, situada en la intersección entre Bush St y Grant Avenue. Esta zona está muy bien decorada, con mil y un farolillos, dragones pintados y farolas chinas. Y puede ser un buen lugar para comprar souvenirs económicos, ya que está repleto de bazares con miles de cachivaches. Fue nuestra primera aproximación a esta zona y la verdad es que nos dejó un poco fríos, no encontramos el ambiente chino auténtico que habíamos imaginado.
Sin embargo, al día siguiente decidimos darle otra oportunidad y comenzamos la ruta en la calle paralela, Stockton Street. Y la experiencia no tiene nada que ver. El espíritu del todo a 100 desaparece para envolverte en un auténtico universo oriental, como si estuvieras paseando por una calle de Pekín. Tiendas de comida con productos curiosos, desde vegetales frescos chinos, a todo tipo de pescado y marisco seco, lo cual no es muy apetecible, pero resulta una experiencia muy curiosa y recomendable.
Little Italy
Es otra de las zonas de la ciudad que nos encandiló desde el primer momento. Se trata de uno de los barrios con más vida cultural, que en los años 50 sirvió como lugar de refugio a la denominada generación Beat, un grupo de escritores, cuyo máximo representante fue Jack Kerouac.
Si os decidís a seguir la ruta de Chinatown por la calle Stockton, esta os llevará directos a este disfrito de San Francisco, cuyas calles principales son Broadway St y Columbus Avenue. Este distrito está repleto de locales para comer y beber, muchos de ellos de cocina italiana y pizza.
Pero hay un local en este distrito que merece una para de shopping. Se trata de la librería City Lights, uno de los lugares emblemáticos de la generación Beat. No es una librería normal, lleva en pie desde la década de los 50, y podríamos decir que se nota que tiene alma, que tanto la gente que la regenta, como los clientes respiran auténtico amor por la literatura.
Little Italy tamibén es una zona fantástica para disfrutar del ocio nocturno. En los alrededores puedes encontrar muchos locales con música en directo, y también puedes disfrutar de retransmisiones deportivas al más puro estilo americano. Pero si quieres profundizar un poco más en el ambiente bohemio del barrio, no dejes de tomarte una pinta en el café Vesuvio, por donde deambularon todos los escritores beat en los años 50.
La Bahía y Pier 39
La zona de la bahía es una de las más características de la ciudad. El muelle que más fama tiene es el 39, pero puedes comenzar tu ruta en el Ferry Building Marketplace, un bonito mercado situado en el histórico edificio del Ferry. Puedes encontrar tanto lugares para picar algo, tomar un café, y tiendas con productos gourmet, regalos y objetos de decoración.
La distancia entre este marketplace y el famoso Pier 39 es un agradable paseo a pie de media hora. El muelle más famoso de San Francisco es una parada que no te puedes perder bajo ningún concepto. En primer lugar porque seguramente será una de las pocas oportunidades que tengas en tu vida de observar el espectáculo de los leones marinos en libertad.
Y en segundo lugar porque a su alrededor se ha construido uno de esos centros de ocio repletos de tiendas y restaurantes que tan bien saben hacer los americanos. No falta ningún ingrediente para incitarte a gastar dinero sin parar. Pero lo curioso es que está muy bien hecho: no vas a encontrar las típicas tiendas de recuerdos de todo tipo, que lo mismo te venden una gorra, que un pin o una camiseta de I <3 San Francisco. Las tiendas del Pier 39 son casi todas temáticas, lo que las hace más llamativas aún.
Hot Licks es un local en el que solo se venden salsas picantes. Presumen de vender la salsa más picante del mundo, con un curioso packaging de un ataud. Eso sí, si quieres probarla tendras que desembolsar 50 dólares!
Si os ha gustado el famoso tranvía de la ciudad, puedes adquirir cualquier tipo de recuerdo en la tienda del Cable Car.
La magia no puede faltar en un lugar como este, y si te animas a comprar, los dependientes te amenizan con unos trucos muy divertidos.
Aquí os dejo una vista general del centro comercial del muelle. Y si os entra hambre cuando lo visitéis, no os vayáis sin probar la sopa de marisco dentro de pan que sirven en casi todos los restaurantes. Bon appetit!
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