En la imagen: Fotografía de Isabella Blow con uno de sus llamativos tocados de Phillip Treacy.
Todos necesitamos un punto de apoyo para conseguir nuestras metas. Y más, en un mundo tan complicado como es el de la moda. Isabella Blow fue ese punto de apoyo para algunos de los rostros más conocidos de la industria. Abanderada de la extravagancia más excesiva, es uno de los personajes más relevantes de la moda contemporánea. Siempre apostó por la libertad a la hora de vestir, luciendo los tocados más insólitos que se han visto nunca.
Siempre se la recordará por ser la descubridora del popular diseñador Alexander McQueen, con el que siempre tuvo una relación de amor odio. Unidos en un mundo atestado de oscuridad, ambos intentaron superar los graves problemas emocionales que padecían creando un universo paralelo, en el que utilizaron esa excentricidad arrolladora que tanto proyectaban para intentar ocultar los fantasmas del pasado que terminaron ganando la batalla.
De izquierda a derecha: Isabella con sus originales tocados, junto a McQueen y la exposición con sus estilismos en Londres (2014)
Isabella nació el 19 de noviembre de 1958 en Marylebone, Londres. Pese a criarse en una familia bastante acomodada, después de ser desheredada por su padre, tuvo que comenzar a trabajar desde muy joven como limpiadora y dependienta de una panadería. La moda siempre fue su gran pasión y, por ello, terminó mudándose a Nueva York, intentando conseguir un puesto relevante dentro de la industria que tanto le apasionaba. Su nueva vida en Estados Unidos le permitió trabajar con el diseñador Guy Laroche o como asistenta de la mismísima Anna Wintour, en la revista Vogue. Tras su vuelta a Inglaterra, continuó su carrera como directora de moda del Sunday Times, de Tatler y de la edición británica de la Vogue.
Tal fue la fascinación que sintió por la colección de graduación de Alexander McQueen, que la compró completa por 5000 libras.
Pero si por algo se la recuerda, es por ser la mayor impulsora de la carrera del inolvidable Alexander McQueen. Tal fue la fascinación que sintió por la colección de graduación del modisto, que la compró completa por 5000 libras. Sus problemas económicos no le impidieron pagarlo y fue entregando cheques de 100 libras semanales, hasta desembolsar la cantidad acordada.
De izquierda a derecha: La colección p/v 2008 de McQueen en honor a Isabella y distintas fotografías de ella.
El sombrerero Phillip Treacy, fue otro de los conocidos nombres que Isabella decidió apoyar, tras encargarle el tocado para la boda con su segundo marido, Detmar Hamilton Blow. Me dijo que debía ser de temática mediev.al para ir con un vestido de terciopelo violeta. Yo diseñé un tocado de encaje de oro. ¡No podía creer que una novia no quisiera el típico velo y un collar de perlas! recordaba entre risas el diseñador británico sus inicios junto a ella.
Cuando estoy deprimida, me pongo los sombreros de Phillip Treacy y me siento fantástica Isabella Blow
Convencida del talento de Treacy, decidió protegerle y le invitó a que trabajara junto a ella en su casa. Su relación siempre fue muy fluida. Ambos tenían ese particular gusto que tanto encandilaba a Isabella. Cuando estoy deprimida, me pongo uno de sus sombreros y me siento fantástica decía con orgullo en muchas de sus entrevistas. Y es que, fue la mejor modelo de las originales piezas de Phillip. En forma de langosta, cuernos, plumas, barcos etc. siempre aderezó sus estilismos con los vistosos tocados del sombrerero, que no dejaban indiferente a nadie.
De izquierda a derecha: Isabella, junto a Phillip Treacy e instantánea de su boda con Detmar Hamilton Blow.
La inmortal amistad que mantuvo junto a McQueen fue diferente. Desde el principio se sintió muy identificada con las propuestas que Alexander creaba. Se sentía completamente maravillada con la esencia tenebrosa que siempre desprendían sus prendas. Durante muchas temporadas, Isabella ocupó la primera fila de todos los desfiles del británico, hasta que los problemas comenzaron a acrecentarse.
Además de que los problemas emocionales de ambos no ayudaban a mantener una relación saludable, Blow se sintió abandonada cuando McQueen consiguió el éxito. Ella intervino en la venta de la firma a la compañía de Gucci y no obtuvo nada a cambio. Jamás pudo olvidarlo. Mientras las personas que ella descubría firmaban suculentos contratos, ella tan sólo recibía vestidos gratis.
Blow se sintió abandonada cuando McQueen consiguió el éxito. Ella intervino en la venta de la firma a la compañía de Gucci y no obtuvo nada a cambio.
Pese a que continuó trabajando en marcas como Swarovski o Lacoste, nunca terminó de encontrar su lugar en la moda; un mundo que adoraba pero que sentía que le había dado la espalda. Mientras los problemas económicos y psicológicos se incrementaban, Isabella buscaba ocultarse tras sus estilismos. No quería que la gente la besara o se acercase a ella. Cada vez quería sombreros más grandes que escondieran su rostro. Nunca había sido una belleza pero en esos momentos estaba apagada. Tenía unas bolsas enormes bajo los ojos y parecía cansada recuerda Phillip.
En las imágenes: Siempre se la recordará junto a sus extravagantes tocados de Phillip Treacy.
Los ansiolíticos y los somníferos se convirtieron en sus mejores aliados para intentar superar su infelicidad constante. Los ocho intentos de fecundación in vitro a los que fue sometida sin éxito, tampoco ayudaron a mejorar su estabilidad emocional. Solicitó ayuda y en el año 2003 fue recluida en un centro de rehabilitación, del que salió aún peor. Tras varios intentos de suicidio, Isabella celebró su particular última cena, en la que se despidió de sus seres queridos (entre ellos de sus inseparables Alexander y Phillip)
Tras varios intentos de suicidio, Isabella celebró su particular última cena, en la que se despidió de sus seres queridos.
Poco después, en el año 2007, consumió un fuerte pesticida que le llevó a ser intervenida de urgencia. Tras un día ingresada en el hospital (en el que se enfadó con las enfermeras que le atendían por no reconocerla) Isabella fallecía, dejándonos huérfanos de su particular visión de la moda. Una visión que McQueen plasmó en su colección p/v 2008 La Dame Blue (La dama azul) en honor a su gran amiga y que siempre quedará en la retina de todos los amantes de una moda que tan sólo unos pocos, como Isabella, pueden llevar con tanta distinción.