Si de algo me he dado cuenta desde que estoy de invitada en este mundillo potinguil es de las muchas personas que deciden a lo largo del año ponerse a potidieta (incluida la menda).
Para aquel extraño ser que se ha metido en este blog sin saber de lo que hablo, la potidieta es un periodo de tiempo en el que no se debe comprar NADA de maquillaje o cosmética.
Existen diversas variantes, por supuesto, y suelen depender de la persona que se propone llevarla a cabo.
Está la potidieta en la que se pueden comprar productos para "reponer" (cuando se te acaba algo que adoras y que necesitas seguir usando como si de agua se tratara). Está también la potidieta en la que no puedes comprar maquillaje en sí, pero si que puedes comprar cremitas, geles, y cosmética en general. Luego tenemos la potidieta del coleccionista. Esta implica que como salga una nueva colección de "Perico el de los Palotes Cosmetics and Make Up" puedes permitirte el lujo de pecar y comprar algo de la misma (que luego lo retiran y te quedas sin!!!). Y muchas otras formas de "sacrificio".
Dicen y cuentan por ahí, que hubo una vez una potiadicta o un potiadicto (que también los hay) que consiguió estar el mes que se había prometido sin comprar absolutamente NADA. Pero ni unos tristes algodones del Mercadona para quitarse el mono. Yo desde luego, no me lo creo.
Y es que de las muchas veces que he pensado "este mes estoy a potidieta" creo que siempre he acabado pecando con algo. Ya sea un esmalte de uñas, una sombra del chino o alguna chorrada de las mismas características.
Y digo yo, ¿para qué vamos a levantar falso testimonio si al final vamos a hacer lo que nos da la gana?. Y eso viene a ser lo mismo que comprar lo que nos apetezca si nos apetece.
Y es que, bastante depre y asqueado está el mundo como para que llegue una pobre chica aficionada a estos mundillos, vea una sombra de ojos que le apasiona y que desea con toda su alma y se tenga que ir a su casa llorando (o un pelín triste, que yo soy muy exagerá) porque está a potidieta y no se la puede comprar.
La cuestión está en menos potidietas y más "practicidad". Si esta misma chica de la que os hablo, (llamemosla Jen, por poner un ejemplo), Jen, adora esa sombra tan bonita de color marrón con destellos dorados, pero tiene 230 más del mismo color, ella misma debe darse cuenta de que no la necesita y de que es una soberana chorrada comprársela.
Si Jen va caminando tan contenta por la calle y ve en un escaparate o stand un colorete maravilloso de la muerte, tiene que darse cuenta de que tiene 29820938 coloretes, de los cuales acaba usando siempre los mismos, y de que probablemente ese no lo gaste porque es muy cantarín o porque tiene otro muy semejante.
Si un día nuestra amiga Jen va al Mercadona inocentemente a comprar con su madre, y se topa con una colección nueva, debe darse cuenta de que no necesita gastarse 5 euros en unas sombras o 6 en un colorete solo porque todo el mundo se lo haya comprado o lo esté enseñando por todas las redes sociales. Es caro y no lo necesita.
Pero, pongamos que Jen encuentra una sombra megaresistente al agua que le sirve como prebase (ya que ninguna le funciona). La compra, se la lleva a casa, la prueba durante un tiempo y ve que es estupenda y que la necesita para maquillarse a diario prácticamente. En ese caso, dado que es de colección, está totalmente justificado que nuestra colegui vaya al Mercadona escopetada a comprarse otra sombra igual y la guarde para cuando se gaste la primera. Ahí sí que puedes ser la "potiadicta coleccionista".
Os podría seguir dando mil ejemplos, pero sé que me entendéis mejor que nadie. Por algo estáis aquí leyendo esta entrada.
La cuestión es que debemos conocer nuestros límites, tanto económicos como de espacio (que me sé de alguna que dentro de poco tendrá que irse de casa para meter tanta historia. Un besín Lorenita mía). Marcarnos un presupuesto y no gastar más de lo que nos hemos marcado (gastar menos sí se puede). Y si un mes no se puede gastar nada, porque lo necesitamos para otras cosas, pues no se gasta y ya está. Siempre siendo consecuentes con nosotras mismas y nuestras circunstancias.
Yo ya he empezado mi propia operación gastar, que en esas sí que creo. Y no consiste más que en eso. Ir gastando las mil cosas que tengo y no comprar más hasta que no tenga NADA por gastar. Y os animo a hacerlo a vosotras también. Es gratificante, liberas espacio y puedes dar opinión de muchos más productos a tus seguidoras ávidas de información.
Pues eso es todo, mis preciosuras. Hoy tocaba una entrada de reflexión potinguil en toda regla.
¿Qué opináis? ¿Os apuntáis a la operación gastar conmigo?
¡¡Un besazo amores!!
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