La vida pasa a velocidad de vértigo... y los instantes de felicidad, son sólo eso, instantes.
A mí particularmente, me gusta lo improvisado, esos momentos que surgen sin más, de la nada, sin haber sido planeados ni buscados intencionadamente. Estos momentos son los que debemos abrazar con fuerza, exprimiéndolos al máximo, y absorbiendo de ellos lo que después nos causará placer y felicidad.
Las sensaciones experimentadas durante esas vivencias ayudarán a aumentar nuestra felicidad, manteniendo nuestra luz interior encendida.
La vida, no se planea, se vive intensamente en cada momento, así sean buenos o malos... debemos aprender a sacar lo positivo incluso hasta de lo negativo.
Hoy precisamente, os enseño un look que nació de las prisas y la improvisación; levantarse temprano no es plato de buen gusto para nadie, y tampoco lo fue para mí el sábado. A lo loco y sin pensar demasiado cogí lo primerísimo que andaba por mi armario y.... zas! al final resultó la elección perfecta para un duro día de trabajo.
Un look cómodo y fresquito que completé con los hermosos pendientes y la pulsera de plata que me regalaron mis alumnas y sus mamas al finalizar la jornada extraescolar.
Como os decía, lo improvisado, me encanta!
Vestido: H&M
Sandalias: Primark
Con amor... Lolemma
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