La modelo e instagramer por lo visto llevaba ya un tiempo sufriendo una depresión. No era la primera vez que intentaba quitarse la vida. Sin embargo, a excepción de su círculo más cercano, nadie lo habría podido notar. Con fotos con títulos como: "Sonríe, quizá mañana sea demasiado tarde" o "así se ha acabado el entrenamiento de hoy: SONRIENDO. Conocéis otra forma mejor de terminar el día? Que no os pueda la pereza ni las excusas... sois mucho más fuerte que todo eso y la recompensa de sentirse bien con uno mismo es mucho mejor que la física." ¿Quién podría pensar que esta joven estaba hundida?
Y es que detrás de toda una cuenta de Instagram, existe pura fachada. Nadie sube sus fotos cuando está triste, ni cuando tiene un problema. Menos iba a hacerlo ella cuando cobraba 500 euros por cada marca que subía en su perfil. Pero, al fin y al cabo, detrás de una cuenta con 297 mil seguidores, se escondía una persona normal, como tú y como yo.
Sin embargo, sus problemas estaban más enfocados a alcanzar el éxito. Cuánto más seguidores, mejor. Cuántos más likes, más perfecto era. Todo acababa significando dinero y más dinero. Incluso si para eso tenía que airear su vida privada.
Y es que realmente el error es hacer que la felicidad dependa del número de likes que conseguimos. Aunque no vivamos de ello, probablemente sepamos cuál es la imagen con más me gusta que tenemos. Tristemente, esto recuerda a un capítulo de una serie que se estrenó hace menos de un año, Black Mirror. Estoy hablando concretamente de su primer episodio de la tercera temporada. El 21 de octubre del 2016 se emitió Caída en picado o Nosedive. Este capítulo muestra una sociedad en la que vive obsesionada por la puntuación que consigue de las diferentes personas con las que interactuamos. ¿Y para qué sirve eso? Una puntuación alta lo que nos hace es conseguir ventajas y descuentos.
A día de hoy, tiene mucha similitud con los instagramers, donde se puede vivir de la imagen que tú proyectas. Y no olvidemos a los youtubers quiénes también ganan dinero dependiendo del número de visualizaciones y de suscriptores. Y es que estamos dejando que las marcas, la publicidad y el marketing venzan una batalla como la pérdida de nuestra propia identidad. Todos hemos tenido buenos y malos momentos. Algún día te verás fea, otro te verás guapa, pero no debemos dejar que nos digan cómo debemos ser.
Seguramente, habréis visto el instagram de Celia, si no es así, en la foto siguiente podréis ver a qué me refiero. Y es que una de las noticias que salió a la luz a raíz de su fallecimiento fue su dieta. Las marcas le exigían buscar un canon de belleza que si podéis ver, por su constitución era casi imposible. Sin embargo, ella no iba a perder la oportunidad de anunciar eventos o restaurantes aunque no coma. ¿Publicitar un lugar en el que no consumes?
No debemos creernos ni de la mitad que nos intentan vender. Pero ni de los influencers ni de nuestros seguidores más cercanos. Por ello os dejo un corto que sé que os va encantar. Se llama la falsa felicidad en las redes.
¿Y vosotros qué pensáis de todo esto? No dudéis en contárnoslo.