¡Buenos días bellezas!
¿Qué tal estáis? ¿Cómo va la semana? ¡Espero que no se os esté haciendo muy larga!No es la primera vez que os hablo en Beauty Blog by Susana de las copas menstruales y es que ya es la adorada copa menstrual para mi, ¡un inventazo!
Las mujeres cada mes, o diariamente si recibimos algún tratamiento, tenemos que invertir una cantidad, y no pequeña, de dinero en productos para la menstruación, sean compresas, tampones, salva slips, prendas de ropa interior o analgésicos para combatir los dolores provocados. Además, estos productos de higiene íntima contribuyen a la contaminación, ya que la mayoría están fabricados a partir de plásticos y tardan demasiados años en degradarse.
La gran revolucionaria: la copa vaginal
Desde hace unos años irrumpieron en el mercado, aunque ya habían sido inventadas hace varios siglos, unos nuevos accesorios destinado a hacernos un poco más fácil el mal trago en esos días del mes, y, sobre todo, le dieron buenas noticias a la cuenta bancaria. Estos nuevos productos son las copas menstruales o vaginales, de las cuales hoy en día no debe haber nadie que no haya oído hablar, ya que son varias las marcas que las fabrican.
¿Qué es y cómo funciona?
Se trata de un recipiente que introducimos en la vagina y que debido a su plasticidad se acopla totalmente a nuestro cuerpo. Va a ser la encargada de recibir nuestro flujo menstrual y, dependiendo de la cantidad del mismo, cada persona puede comprar el tamaño que mejor se adapte. Cada una también decide cuando vaciarla, pero puede aguantar sin problema hasta doce horas. Una vez que se extrae y se elimina el flujo solo hay que lavarla con agua y jabón y ya está lista para volver a usarse. Cuando el período mensual se termine hay que lavarla más en profundidad con agua hirviendo para que quede esterilizada.
Todo son ventajas
Una vez que ya hemos visto como funciona todo parece indicar que presenta bastantes ventajas con respecto a los otros métodos utilizados. Una vez que la adquirimos nos olvidamos por un tiempo bastante largo de comprar otros productos, y por lo tanto no desembolsamos dinero todos los meses. También es mucho más cómoda, ya que, a diferencia de los tampones, no tiene una forma rígida y permite adaptarse a nuestro cuerpo sin que notemos molestia alguna. Además no nos obliga a estar pendientes cada dos o tres horas de acudir al baño, y por lo tanto calcular el momento en el que lo tengamos a mano y no interrumpa mucho. El material con el que están hechas está testado y probado para no producir alergias y no es nocivo para el medio ambiente.
¿Ya habéis dado el paso al cambio? ¿Os compensan todas las ventajas que tiene?
Fuente: este post proviene de Beauty Blog by Susana, donde puedes consultar el contenido original.
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