Sus defensores se apoyan en la experiencia de siglos de utilización; y es que el origen de este tipo de masaje se sitúa en torno al siglo XXVII a.C. Una de las disciplinas de la medicina tradicional china es conocida como ‘anmo’ (empujar y frotar), y es la base del masaje Kobido, que fue importado a Japón alrededor del siglo XIV d.C. En esta época, los famosos guerreros samuráis descubrieron los beneficios de esta técnica y la emplearon para encontrarse mejor por su capacidad curativa. Sus buenos resultados hicieron que, un siglo después, la familia imperial lo incorporara a sus costumbres y disfrutara en exclusiva de sus beneficio.
Afortunadamente, esta limitación se fue olvidando con el paso del tiempo, aunque no fue hasta la década de los 80 del siglo pasado cuando empezó a extenderse por Occidente gracias al terapeuta Shogo Mochizuki, que lo exportó a Estados Unidos. Hoy en día podemos disfrutarlo en infinidad de centros de belleza.
Masaje Kobido
Lucir una piel perfecta, relajada, y que muestre salud y juventud, es uno de los grandes deseos de muchas personas. Sin embargo, el estrés, las prisas, la contaminación, y tomar el sol en exceso y sin una protección adecuada, son factores que estropean nuestra piel y hacen que se vea mucho más vieja de lo que realmente es. Uno de los mejores tratamientos para cuidarla y rejuvenecerla es el masaje Kobido, una técnica milenaria que llega desde Japón y aporta salud y brillo a nuestra cara.
El masaje Kobido, también conocido como lifting facial natural, es una terapia neurosensorial procedente de la tradición oriental que busca, mediante una perfecta mezcla de movimientos rápidos y lentos, mejorar el aspecto de la piel y, con ello, también la salud. Este tipo de tratamiento es exclusivo para la cara, aunque cada vez es más común encontrarnos con quienes lo practican también en el cuello y los hombros.
La técnica Kobido repara los problemas de la piel mediante el movimiento de las toxinas naturales presentes en los músculos subcutáneos de la piel. Gracias a la acupresión y a la combinación del masaje, el drenaje, y otras técnicas como el shiatsu, se logran grandes resultados tanto a medio como a largo plazo.
Con la reflexología facial del masaje Kobido se busca no sólo la mejora de la calidad de nuestra piel, sino que también se trabajan puntos neurosensoriales y energéticos que mejoran la salud. Así, el terapeuta usa movimientos precisos, ya sean profundos, que trabajan la musculatura de nuestra cara, o superficiales, que nos proporcionan bienestar.
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