Este año hemos decidido volver al Hostal La Palmera -es el sitio donde nos hospedábamos cuando éramos novios-, las habitaciones son pequeñas y no tiene piscina, pero tiene un encanto especial porque está a pie de playa y desayunar viendo el mar para mí es algo que no tiene precio.
Preparar una maleta para una escapada de 2 días no debería llevar demasiado tiempo, pero inevitablemente las semanas previas ya empiezo a pensar qué ropa me voy a llevar. Allí te encuentras con diferentes situaciones: cenamos en La Villa, vamos a la Playa de los Muertos, paseamos por la plaza mientras vemos los escaparates de las pequeñas tiendecitas del pueblo… Y es que en estos viajes, no llevar justo aquello que es imprescindible, puede arruinar el idílico mini-viaje. Por eso hago una lista en la que anoto todas las cosas que van a ir en la maleta, apuntando incluso lo que es obvio -el bañador para la playa por ejemplo-, porque eso es al final lo que seguro que se me olvida.
También, en al tarea de hacer maletas me ha ayudado mucho el sistema de las cápsulas de ropa, que me permite decidir en poco tiempo qué prendas me voy a llevar. Una de las características de este sistema es la versatilidad que deben tener la mayoría de prendas elegidas, por lo que no me resulta difícil hacerme una composición mental de los 3 modelitos que llevaré, en intentar por ejemplo, elegir un mismo calzado para diferentes momentos.
Igual de importante es incluir en nuestra lista lo que irá en el neceser y las cosas que necesitaremos, como el cargador del móvil.
Para hacer la maleta voy poniendo encima de la cama todo lo que he pensado llevar y lo voy tachando. Bien doblado en vertical lo voy metiendo en la bolsa de viaje, no suelo llevar sólo lo imprescindible, me gusta siempre tener algún por si acaso pero sin pasarme, con una camiseta o vestido de más es suficiente.
Al final, con las cosas que llevamos de viaje pasa como con la casa: si tenemos sólo lo que necesitamos y usamos de forma habitual -y cada una de esas cosas tienen su sitio-, todo cabe y todo está en orden. Se trata de aceptar el espacio que tenemos, sea cual sea éste, y no al revés. Renuncia a algo si la maleta no cierra o llevas demasiadas bolsas.
Viajar con lo imprescindible nos libera de muchas ataduras, y nos ayuda a resolver situaciones. Probadlo este verano, seguro que me dais la razón.
Que tengáis buenas vacaciones y que viajéis mucho los que podáis. ¡Feliz viaje!
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