No se acaba esta etapa porque este blog se haya convertido en una obligación. Creo que os debo una explicación completa, hormiguitas, y es lo que me sale, porque siempre hablé con la sinceridad en la punta de mis dedos y hoy por supuesto no va a ser menos:
Esto se acaba porque ya no me representa.
Vaya por delante mi respeto a la que continúe. Vaya, de verdad, siempre por delante que no pretendo ofender, que en estas líneas hablo pensando únicamente en lo que pienso de mí misma y de este blog, sin más.
Creo que, en lineas generales, lo hice bien. Dentro de que era un hobbie y por tanto traté siempre de disfrutar de mi (vuestro, nuestro) rincón al 100%, también me lo tomé muy en serio. A veces se me escapa una sonrisa nostálgica cuando me acuerdo de los minicursos, o las entrevistas que os hice a algunas, o los tutoriales, la ciber-fiesta de Nochevieja en Stories de Instagram, las newsletters o las consultas que respondí por email con parrafadas de dos kilos y medio (sorry, es que cuando algo me gusta descontrolo >_< )
El caso es que siento que ya no encajo en este mundo de consumo, de acumulación, de “ansia viva” por poseer la última colección de esto o los últimos tonos de aquello. En realidad, por cómo me educaron, nunca me gustó acumular pero me dejé llevar. Os confieso que a día de hoy aborrezco mi estantería de esmaltes. Estaréis flipando ahora mismo y me entra hasta risa nerviosa. Qué locura. Es que este juego era muy divertido, hormiguitas, y yo llevaba orejeras de burro para seguir jugando sin escuchar a mi conciencia.
“Una estantería para esmaltes de uñas, no me j*das, estoy loca de remate. Qué necesidad tengo yo realmente de semejante cantidad de pintaúñas.” Bien, pues con esta frase ya sabéis qué pienso todos, absolutamente todos los días al verla.
A mí ya no me hace feliz «tener más».
Parece que os habla una iluminada de la vida, y en parte puede que sea algo así a nivel interior. Digamos que me he «reconstruido». Pero no me iré por esa rama –la de haber visto «la luz» del minimalismo y el ecologismo– por miedo a ofender, como decía antes, porque evidentemente esto es una decisión muy personal y no quiero que deje mal cuerpo ni pinche ni roce a nadie. No estoy juzgando, aunque sé que la línea es muy fina. Espero comprensión por vuestra parte y os pido disculpas si no he conseguido hacerme entender.
Este espacio dejará de actualizarse y dejaré de pagar el hosting y el dominio, así que no sé a dónde se irán todas mis fotos y mis archivos. Decir adiós a tanto trabajo también es duro, es un shock muy grande para mí porque peleé mucho para que este hueco de la blogosfera fuera cada día mejor. Me quedo por el camino, muy detrás ya de vosotras que habéis seguido fuertes a pie de cañón. Yo ya no pinto nada (qué adecuada esta expresión, eh ) por aquí.
Nataliciosa.com no llegará a los 9 años, la decisión está tomada. Pero sabéis que me apasiona la fotografía, que me flipa escribir y que me encanta este contacto vía pantalla con vosotras que en principio se supondría frío y que resultó en muchísimas ocasiones el mejor de los abrazos. Por eso es probable que reaparezca en un futuro, pero no así, no promocionando (obtenga beneficios o no) algo que no solo no me llena, si no que me aburre y hasta me causa rechazo.
Me queda pediros un último favor. Pretendo deshacerme de toda mi colección de Pink Gellac, así que si sabéis de alguien a quien pueda interesarle (particulares, centros de belleza), por favor que se ponga en contacto conmigo o dadme vosotras una manera de contactar con ellos.
Y nada más, chicas. Aquí termina mi guardia
Gracias, con un nudo en la garganta, y hasta siempre.
Nati
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