En octubre hacemos el cambio de invierno, atrasamos una hora nuestros relojes; y en Marzo adaptamos el horario de verano adelantando una hora nuestros relojes.
Con el cambio que ahora realizamos hay dos opiniones claramente diferenciadas, quienes se levantan en la oscuridad y este cambio les beneficia mucho, y quienes creen que esa luz mañanera no compensa que la oscuridad se adueñe de nuestras calles tan pronto por las tardes.
Podemos dormir una hora más, pero este cambio puede producir algunos efectos negativos. Estos efectos pueden ser fatiga, cansancio, trastornos en el sueño, menor concentración o cambios anímicos. Cambia nuestro ciclo de vigilia y el sistema hormonal. Lo suelen percibir más los niños y mayores, aunque luego son los que mejores se adaptan.
Este efecto que tiene en nosotros es el conocido como Jet lag. Los expertos en neurología indican que los efectos son más intensos en el cambio de verano que en el de invierno porque nuestro cuerpo se adapta más rápido a tener 24 horas más prolongadas que menos. Cambiamos nuestro ritmo circadiano, cambios biológicos o reloj interno.
Son trastornos transitorios por lo que al final solo tardamos dos o tres días en adaptarnos.
Los expertos destacan que serán más madrugadores quienes se acostumbran antes a irse a dormir una hora antes. Aunque los cambios supongan pequeños desajustes, a la larga equilibramos nuestra actividad con la luz solar y mejoramos nuestro rendimiento.
¡Adaptarse que hasta la madrugada del próximo 29 de Marzo de 2014 no volvemos a cambiar nuestro reloj!