Antes de comenzar cualquier rutina es muy importante observar nuestro cuerpo. Esto es debido a que la flacidez no significa sobrepeso. Puede ser debido a grasas acumuladas, inactividad deportiva, genética o retención de líquidos. Según el motivo, se trabaja de una forma u otra.
1. Si es grasa...
Lo mejor es comenzar una rutina saludable de comida y combinarlo con un entrenamiento de cardio y tonificación. Si nos sobra únicamente grasa en los brazos, destinaremos un cardio moderado para nuestra zona. No obstante, lo más recomendable es realizar ejercicios interválicos debido a que funcionan mejor. Lo recomendable es entre 30 a 60 minutos diarios. Siempre teniendo en cuenta si vamos a realizar tonificación o no después.
Para fortalecer los brazos, debemos hacer ejercicios como la extensión de tríceps con una mancuerna. También, flexiones y patadas de tríceps. La elevación lateral de hombros es muy recomendable siempre y cuando se haga con mucho cuidado. Lo ideal para quemar más grasa, sería realizar una tabla de musculatura para todo el cuerpo.
2. Si es inactividad...
Si la flacidez es debido a una inactividad deportiva reciente o una pérdida de peso brusca, lo mejor es que comencemos a hacer deporte poco a poco. La combinación de cardio y musculación es lo más recomendable en este caso. Entre 15 a 30 minutos diario de cardio, ya sea andar o elíptica. Y cuando se mejore la forma, se puede introducir intervalos.
En los ejercicios de pesas, lo mejor es elevación de hombros tanto con los brazos estirados como con los codos doblados. En una colchoneta, tumbamos el cuerpo, nos ponemos como en la posición 3 inicial y elevamos hasta que lleguen a chocar ambas pesas. El quinto es igual solo que sentadas. Y por supuesto, no puede faltar las flexiones. ¡Es el mejor ejercicio!
3. Si es retención de líquidos...
Probablemente os pase como a mí, tendemos a retener líquidos con mucha facilidad. Por eso, es importante mantenernos hidratadas durante todo el día. Nunca debemos estar más de tres horas sin haber bebido. Por supuesto, tenemos que evitar bebidas como alcohol, café o refrescos con burbujas ya que harán el efecto contrario.
A esto tenemos que añadirle una buena alimentación. Hay que tener mucho cuidado con lo que comemos debido a que ciertos alimentos, como los salados, son nuestro peor enemigo. Sin embargo, la piña es un gran aliado. Otra opción, es reducir el consumo de sal.
Y por último, añadirle ejercicio. En el caso de que consideres que tienes un peso perfecto, haz únicamente musculación. Si no es así, debemos combinar cardio y musculatura. Para que funcione mejor, intentaremos que el cardio trabaje los brazos, como por ejemplo la elíptica con intensidad moderada.
4. Si es genética...
Si estamos ante un problema de genética, poco podemos hacer. En el caso de que sea por huesos anchos y realmente no tengamos flacidez pero lo parezca, debemos priorizar todos nuestro ejercicio en la musculatura. Os dejamos un vídeo con la mejor rutina para los brazos.
Si el caso es que tendemos a almacenar la grasa en los brazos por pura genética, debemos combinar un deporte de cardio y musculación. Boxeo, tenis, escalada o lacrosse son ejercicios que trabajan mucho esta zona. Pero si existe uno ideal, ese es la natación. ¡Prueba a hacerlo tres veces por semana, notarás la diferencia!
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