El fin de semana pasado, los judíos del mundo vivimos uno de los días más importantes en el año: Yom Kippur. Para los que desconocen, Yom Kippur es el décimo día del año nuevo judío, en que dedicamos veintitantas horas en ayunas a pedir perdón a Dos y a nosotros mismos, reflexionar sobre nuestros errores y en general entender como podemos ser mejores personas durante el año que comienza. Casualmente, mi rock bottom lo viví el día antes de que empezara Yom Kippur. Desde conversaciones muy cañonas con amigas y una serie de eventos desafortunados que ocurrieron ese día, simplemente troné. Toda pared imaginaria que impedía que afrontara mis mil y una verdades incómodas se derrumbó, y cayó sobre mí una ola de sentimientos muy, muy cañona.
Soy alguien extremadamente orgullosa, necia y obstinada, a quien le cuesta mucho aceptar sus errores y pedir perdón. Mi orgullo y mis ganas de no parecer débil han sido, por mucho tiempo, más fuertes que mis ganas de arreglar mis errores y malas decisiones. “Si no los enfrento, no existen”.
La verdad es que desde hace mucho tiempo me siento como una farsante. Llevo con orgullo mi bandera de amor propio, pero hace mucho tiempo que dejé de quererme como debo. No me refiero solo a mi aspecto fisico. Es más, creo que eso es lo que menos problemas me causa. Me refiero a la manera en que dejé de cuidar de mi misma y dejé de escuchar cuando mi mente me decía que algo estaba mal. Yom Kippur no pudo llegar en mejor momento. Por primera vez dediqué mis veintitantas horas a entablar esa conversación incómoda conmigo misma. Decidí empezar no solo a perdonarme, sino a arreglar los muchos errores que he cometido en los últimos años. Decidí dar el primer paso hacia el camino que me va a llevar a ser la mujer que quiero ser.
En agosto, después de mi cumpleaños, por razones que solo el Universo entiende sucedió algo que cambió mi plan. No me voy a meter a muchos detalles sobre este suceso, pero fue algo que hasta la fecha me duele. Todos los planes que tenía en mente se vinieron abajo en solo una hora y desde entonces empezó todo este caos. A partir de ese día, me he topado constantemente con señales en todos lados, que me decían que era momento de cambiar. Algo en mi vida no estaba bien, o listo, para que mis planes sucedieran como yo los pensaba.
Desde frases en libros y hasta anuncios en Facebook, hasta la conversación más honesta que he tenido con mi papá en años. Todo apuntaba a que el momento de cambiar era ahora.
En los días después de Yom Kippur, me he dado cuenta que efectivamente, las cosas pasan por algo, y que las razones siempre están justo en nuestras caras. Hay algo más grande que nosotros (Dos, Universo, Energía… como quieran llamarle), y debemos estar listos para escuchar los mensajes que nos tiene, entenderlos y hacer algo al respecto. La vida no siempre nos va a llevar por el camino rosa, lleno de flores, a veces nos tocan caminos con hierba, cadillos y espinas. No tenemos manera de predecir las situaciones incómodas y duras en las que nos encontraremos, pero si tenemos el poder de decidir como las enfrentamos. Me he dado cuenta que no siempre se trata de ver el lado positivo de las cosas, a veces es necesario ver en la cara a los problemas y miedos que llevamos dentro. A veces lo que necesitamos es estar hundidos en nuestro propio infierno y entender qué fue lo que nos llevó a esa situación. Solamente así, al menos en mi experiencia, es como se logra el cambio verdadero. A veces lo único positivo de una situación nefasta es que al fin tuviste el valor de tener miedo y llorar y soltar toda esa carga emocional negativa que llevas. A veces lo único que queda por hacer el seguir adelante sin importar que no veas la luz al final del túnel y solo confiar en que aunque no la veas aún, algún día la verás.
Ayer, al llegar a mi casa y antes de bajarme del carro, escribí esto en las notas de mi celular:
“In your twenties, youll lose sight of who you are, and forget the woman you want to be. At 25, after failed relationships and a breakdown on the eve of Yom Kippur, youll remember youre strong enough to find yourself again.”
Esta frase es la inspiración de esto que escribo ahora. Tengo la pequeña tradición de que, cada año el día de mi cumpleaños, me escribo una carta a mi misma. Este año no había podido hacerlo, al menos no hasta ahora. Esta es mi carta a mi misma.
Mi zona de confort se convirtió en una especie de prisión de la que no quería escapar, hoy me doy cuenta del daño que esto provocó y de que si no arreglo las cosas ahora, probablemente no lo haga nunca…. bien dicen que no hay que dejar para mañana lo que se puede hacer hoy.
El otro día, al abrir uno de mis libros favoritos que decidí releer por como milésima vez, me encontré esta frase (que por cierto nunca antes había notado) impresa en la primera página:
We become so accustomed to disguise ourselves to others, that at last we are disguised to ourselves. -François Duc de la Rochefoucauld.
No creo haberme sentido tan identificada con una frase en mucho tiempo, y casualmente llegó a mi en el momento justo. Desde que decidí empezar a escuchar los mil y un mensajes que el Universo me manda, se han hecho más fuertes y más difíciles de ignorar. Por lo pronto, me encuentro en ese punto en que no veo la luz al final del camino, pero confío en que está, y que a lo largo de trayecto habrá gente dispuesta a compartirme su luz en lo que encuentro la mía otra vez.
Xo,
C.
I have been kind of MIA the last couple of months… Not because I lack topics or ideas for writing, believe me my writing to-do list keeps growing by the minute, but more because I havent quite felt like it. The last two months have been complicated, to say the least. Amidst a sea of events that include, but is not limited to, failed relationships, realizing Im not where i wanted to be at this point in my life, a deep feeling of mediocrity and anger towards myself, I had an epic breakdown last Friday.
Last weekend, we Jewish people of the world had Yom Kippur. For those of you who dont know what this is, Yom Kippur is the tenth day of the Jewish new year, in which we dedicate twentysomething hours of fast to reconcile with Gd, ask for forgiveness (to Gd, ourselves or anyone who we wronged the past year) and just do some general introspection and map out how to be better human beings in the year thats starting. Coincidentally, my rock-bottom breakdown happened on the eve of Yom Kippur, where after a series of conversations with friends, lots of crying at work and some other unfortunate events, I cracked. Every emotional barrier that had been holding off my feelings, fears and demons came falling down and I was forced to face all those uncomfortable truths all at once. Lets just say it was a very overwhelming moment.
I am an extremely prideful, stubborn person, who has a hard time admitting her mistakes and saying “Im sorry”. For a few years now, my pride and desire to not appear weak have been stronger than my desire to fix my mistakes and bad decisions. “If I cant see them, theyre not there” has been my subconscious mantra.
Truth be told, I feel like a fake, and have for quite some time. While I never lose a chance to preach to the world the message of self-love, its been a while since Ive loved myself the way I deserve. Its not just the physical aspect, to be honest, thats the least problematic aspect. Its more the way I stopped caring about myself and stopped listening when my mind told me something was wrong. Yom Kippur couldnt have come at a better moment. For the first time probably since i started fasting, I decided to have that uncomfortable, much needed conversation with myself. I decided to fix the many, many mistakes Ive made in the last few years and gave the first step towards forgiving and healing myself.
This August, few days after my birthday and for reasons I am now starting to understand, my plans were completely messed up. I wont get into many details about it, but it was something that even to this day, still hurts a little. All those plans I made for the future suddenly vanished in just one hour, and it was then that this whole chaos began. Since that day, Ive come across little signs everywhere, signs that kept telling me that the time for change was now. Something in my life wasnt right, or ready, for those now-vanished plans to happen the way I had wanted them to.
From quotes in books and Facebook ads, to the most honest conversation I have had with my dad in years, everything pointed to the fact that the time for change is now. In the days following Yom Kippur I have realized that yes, things do happen for a reason, even if that reason isnt entirely clear to us (although most of the times, the answers are right in front of our faces). Theres something bigger than us (call us Gd, Universe, Energy…), and we should be ready to listen to the messages it brings, understand then and do something about them. Life wont always take us through the path of least resistance, lined with flowers and unicorns. Sometimes we get the path with weeds and thorns and all we have left to do is power through it. We have no way of predicting these uncomfortable situations, but we do have the power to decide how we face them. Ive realized that its not always about looking at the bright or positive side of things, sometimes what we need isnt a silver lining. Sometimes what we need is to look that darkness, and problems and fears in the face. Maybe we need to be drowning in our own personal hell to finally realize what was that got us to that point. Only then, at least in my experience, does real change begin to happen. Sometimes, the only good thing to come out of a shitty situation is the knowledge that you were finally brave enough to break down and cry, and let go of all that negative energy you had been carrying around. Sometimes, the only thing left to do is keep going, even if you cant quite see the light at the end of the tunnel.
Last night, before getting out of my car at home, I wrote this on the notes app in my phone:
“In your twenties, youll lose sight of who you are, and forget the woman you want to be. At 25, after failed relationships and a breakdown on the eve of Yom Kippur, youll remember youre strong enough to find yourself again.”
I have this little tradition, every year on my birthday I write myself a letter. This year, however, I hadnt had the balls to write one, at least not until not. This is my birthday love letter to myself.
My comfort zone had become this sort of prison that I refused to escape. Today, i can see the damage this brought and I know that if I dont do something about it now, I probably never will.
A few days ago i opened up one of my favorite books, which I decided to reread for possibly the millionth time, I came across this quote (which by the way, Id never seen before) printed on the first page:
We become so accustomed to disguise ourselves to others, that at last we are disguised to ourselves. -François Duc de la Rochefoucauld.
I dont think Ive ever felt so identified with a phrase, at least not in the recent past, and it happened to come to me in just the right moment. Ever since I decided to start listening to the Universes many messages, theyve become stronger and harder to ignore. I dont really plan on ignoring them anymore, anyway...
For now, Im still in that point where I cant quite see the light at the end of the way, but I trust that its there somewhere, and that there will be people along the way willing to share some of their own light while I find mine again.
Xo,
C.
Fuente: este post proviene de The Not-So-Simple Life of C, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
