La idea es hacerlo de una manera sutil, acompañando el avance natural, pero de tal forma que los cambios sean paulatinos y no tan bruscos.
Ten presente que cuando duermes, tu piel inicia una especie de proceso de reconstrucción. Es el momento cuando aprovecha a eliminar toxinas que absorbió durante el transcurso de todo el día, así como también compensa los niveles de lípidos, restaura la hidratación, multiplica las células y repara su ADN.
Esto último es muy importante, porque justamente es uno de los factores que más expuestos y por ende, más dañados resultan de la exposición a la polución habitual a la que nos vemos día a día. Así nuestra piel repara nuestro ADN y activa los fibroblastos, a fin de que produzcan colágeno y elastina.
Es por todo esto que usar cremas de noche ayudan notablemente a que todas estas acciones naturales de nuestra piel se vean potenciadas por los nutrientes que nosotras les agreguemos. Más aún las cremas son necesarias después de los 30 años, para poder levantarnos con el rostro más descansado.
En este sentido, las cremas con colágeno son altamente recomendadas. Están especialmente formuladas con una alta concentración de colágeno hidrolizado que permite de esta forma que penetre en tu piel y así hidratar, nutrir, alisar y reafirmar la piel del rostro, cuello y escote mientras reposas.
Estas cremas proporcionan una gran cantidad de antioxidantes. Suelen incluir antioxidantes de extracto de uva y romero, lo que hacen que se retrase el envejecimiento prematuro al evitar la oxidación de tus células.
También en muchos casos contienen silicio, aumentando así la suavidad de tu piel, logrando que se vuelva más tercia y elástica.
Ten presente a la hora de adquirir alguna crema con colágeno, que no contenga demasiados conservantes ni ningún tipo de irritante para tu piel. Esto te hará librar de los daños a futuro que los conservantes le podrán ocasionar a tu piel.
También, y fundamentalmente después de los 40 años de edad, es recomendable que comiences a utilizar cremas con textura de bálsamo. Éstas ayudarán a nutrir, alimentar y rellenar tu piel. Con ellas, la piel se regenera y rejuvenece. También deberás usarlas por las noches, al acostarte, porque al despertar, te dará una sensación de una piel más fresca y tendrás los rasgos más descansados. Si adquieres la costumbre de usarla todas las noches, notarás que con el tiempo tu piel se volverá incluso más luminosa.
Otro consejo que te damos es que tengas presente las cremas que contengan iris y aceite de jojoba. Ambos nutrientes tienen un alto poder hidratante. Ten presente que, si quieres evitar el enrojecimiento de tu piel, asegúrate de que tu crema tenga manzanilla entre sus componentes. Generalmente se adaptan con facilidad a todos los tipos de pieles y también, como en los casos anteriores, te dará un toque más fresco por las mañanas y mayor luminosidad.